El Cristo de La Laguna se despidió ayer de su Madre, la Virgen de Candelaria, en la plaza de San Francisco, con sus abrazos abiertos de vida y esperanza, fiel al lema de la visita número 39 de la Patrona General de las Islas Canarias a la ciudad desde 1555. El encuentro entre ambas imágenes en la plaza del Cristo fue tan emotivo que renovó el amor en las más de 15.000 personas que llenaron el citado recinto y calles próximas.

Es de destacar que la Virgen estrenó un manto nuevo de color rojo, con flores azul celeste, naranja y ramas violetas acorde con el color de la ciudad. Este manto fue un regalo de los dominicos de la Basílica, según dijo a EL DÍA, el padre Jesús Mendoza.

Entre las autoridades, cabe destacar la asistencia, entre otras, del alcalde, Fernando Clavijo; el presidente del Parlamento de Canarias, Antonio A. Castro Cordobez; el presidente del Cabildo Insular de Tenerife, Ricardo Melchior, y la diputada nacional y ex alcaldesa, Ana Oramas.

Es difícil saber el número de personas que desde las 7:30 a las 9:30 horas pasaron por La Concepción para ver a la Virgen de Candelaria, pero por los cálculos realizados por el párroco de dicho templo y por el número de estampas repartidas (70.000) se cree que fueron más de 100.000 personas durante los 13 días y 14 horas que estuvo en La Concepción, lo que hace un total de 209 horas de largas colas de niños, adultos y mayores para ver a la Patrona.

Una nota a destacar es que ambas imágenes, como todos saben, son de color moreno, pero EL DÍA, tras consultar con expertos, obtuvo una explicación: "Es el color que simboliza la tierra y por eso el Cristo y la Virgen, fuentes de la vida, tenían que ser representados con ese color. La Virgen María es la tierra, en el sentido de que encarna, por haberla realizado en sí misma, la sustancia universal y, así, es la reina del Mundo. El alma tiene que volverse virgen morena, tiene que volverse humilde tierra, es decir, aniquilarse en la perfecta humildad para alcanzar el estado de materia prima, de materia virgen apta para recibir el influjo del Espíritu. Ella es la que da a luz a Cristo, es decir, da a luz al alma."

La Virgen de Candelaria salió de La Concepción, pero antes, el alcalde, Fernando Clavijo, dijo a EL DÍA: "Es un orgullo haber vivido estos días tan mágicos, donde el pueblo ha demostrado su fe. Hay una sensación agridulce tras haber disfrutado de su presencia y por la pena de su marcha, tras despedirla su hijo, el Santísimo Cristo de La Laguna. Además ha dejado una unión entre los ciudadanos que debe continuar".

La Virgen de Candelaria recibió lluvias de pétalos de rosas de lo alto de la torre de La Concepción, del Asilo y del público de la plaza del Cristo. Y repicaron las campanas de La Concepción y de La Catedral. El cielo al salir la Virgen se puso oscuro y cayeron diminutas gotas de lluvia, que el público dijo que eran "lágrimas que el cielo enviaba porque había captado la tristeza de la ciudad con la marcha de la Virgen".

La primera muestra de cariño impresionante fue la que protagonizó la Tuna de Distrito de la Universidad de La Laguna, pues al llegar la Virgen a la altura de la Catedral, le cantaron, le entregaron una beca bordada en oro y con sus capas los tunos hicieron una alfombra sobre un tramo de la calle sobre la que pasó la Morenita.

Otra parada importante fue delante del Obispado de Tenerife, ya restaurado después del incendio que sufrió el día 23 de enero de 2006 sobre las 12:00 horas. En su interior estaba la imagen en piedra de la Morenita de la fuente del patio central que se salvó de forma prodigiosa el día del citado siniestro, y desde el balcón central le cantó el "Ave María" la solista Candelaria Rodríguez.

Al llegar al Asilo, los enfermos del centro, en sus sillas de ruedas y arropados, desde la calle clavaron sus ojos en la Virgen y se aferraron a Ella con esperanza.

La Virgen de Candelaria entró en la plaza a través de dos columnas decoradas de flores naturales, y el Cristo lo hizo de igual forma desde sus portales. Ambas imágenes se fueron aproximando, ante los aplausos y vivas del público. El grupo folclórico Los Sabandeños recibió a la Morenita con isas y al Crucificado moreno con la siguiente malagueña: "Subiendo por La Carrera,/al Cristo lo vi una vez,/un Viernes de Madrugada/entre rezos y miradas/de la gente lagunera". El coro Epifanía, el Orfeón La Paz y Los Sabandeños cantaron durante la celebración litúrgica.

En la homilía, el obispo, Bernardo Álvarez, dijo: "Somos los hijos de María, que está con nosotros en los retos, desafíos y sufrimientos de la vida de cada uno".