Con una simbólica asistencia de representantes de trabajadores locales, que rechazan más recortes; con la ausencia del edil José Manuel Corrales (Por Tenerife) y, eso sí, cumpliendo lo prometido y rompiendo la tendencia de lustros, en los que las cuentas se aprobaban a medio año, el pleno del Ayuntamiento santacrucero respaldó ayer, antes de que acabe este ejercicio, el presupuesto para 2012. Un proyecto económico que solo contó con el apoyo del gobierno (CC y PSC), si bien con claras diferencias en el análisis y los calificativos del resto de grupos. Lo que sí quedó evidenciado, de forma contundente, tanto para gobierno como oposición, es que se trata de un presupuesto restrictivo, marcado, limitado y casi secuestrado por las cuentas vigentes, la herencia recibida y la crisis.

El gobierno, tanto en boca del edil de Hacienda, Alberto Bernabé, como de la portavoz de CC, Carmen Delia González, y del PSC, Clara Segura, admitió que no es el proyecto ideal, que incluye recortes y que seguramente deberá ser modificado durante 2012 en numerosas ocasiones, pero, al mismo tiempo, lo presentó como el mejor posible en estos momentos, responsable, austero, con sensibilidad y prioridad social (93 de cada 100 euros del IMAS será para ese gasto), muy realista y, sobre todo, corregidor del rumbo errático del vigente y de la gestión anterior.

En esto, Bernabé fue autocrítico y no escondió a su partido por apoyar las cuentas de 2011, ya que incluían una cifra consolidada de 179 millones de euros, cuando, al final, fue de 191. Un desfase de 12,4 millones que, a su juicio, deja muy mal un proyecto de un área que llevaba el PP, en respuesta a la implacable crítica que hacen ahora los conservadores.

El concejal insistió en que el próximo será un año duro. No obstante, y pese a la reducción en un 2,3% (situándose el presupuesto en 187 millones consolidados), resaltó que se contemplen 17 para cuestiones que el actual no incluye, como el polígono industrial o el parque de bomberos. Este "milagro", según su propio término, se debe a la reducción en un 7% de media de los gastos corrientes (8,5 millones) y el aumento en otros 8,4 en los ingresos, pese a que se reducen las aportaciones del Estado y se ha de devolver las positivas anteriores. Bernabé lamenta que sea tan alta, pero resalta el esfuerzo que se hará para cubrir los 16,4 millones que supondrán los créditos en 2012, cifra que será muy inferior desde 2015.

Los calificativos del gobierno se tornaron en totalmente opuestos en la visión, descarnada y casi apocalíptica, de Alexis Oliva (PP). A su juicio, se trata de un presupuesto nada realista, ni austero, obsoleto, fosilizado y ensimismado en resolver la situación del ayuntamiento y no la de la ciudad en su conjunto. Por eso, recalcó que "se ha perdido una oportunidad" con un proyecto "no creíble", que no incluye ningún cambio, se olvida de los emprendedores, carece de un plan económico y financiero, da la espalda al turismo y ahonda en la "ineficacia" de la estructura municipal y en gastos en personal mal concebidos, aparte de prever ingresos (como casi 500.000 euros en la Sociedad de Desarrollo) de dudoso cobro.

Ambas formaciones, CC y PP, se tildaron de "cobardes" por un proyecto que unos creen que cambia la situación y los otros consideran que elude reformas estructurales imprescindibles.

Por su parte, Asunción Frías (Sí se Puede) agradeció el tono y la transparencia de Hacienda, pero fundamentó su rechazo por ser unas cuentas que, pese a algunas mejoras "insuficientes", no ilusionan por no apostar por otro modelo, ni buscar una redistribución de la riqueza más justa ni promover el sector primario y las energías limpias, entre otras muchas cosas.

Guillermo Guigou (Ciudadanos) lanzó críticas similares y alertó de la obsolescencia del modelo dada la situación actual.