El 1 de septiembre pilló a la mayoría de los residentes canarios con los deberes hechos. En el aeropuerto de Tenerife Norte el ambiente era de normalidad, salvo porque los pasajeros sostenían junto al DNI un papelito de su ayuntamiento que certificaba que residían allí.

Ayer fue el primer día de vuelta al pasado, a la necesidad de demostrar que se reside en las Islas por medio de un papel que caduca a los seis meses. Aunque quejándose muchos, casi todos lo portaban.

Bueno, menos Jonathan Ottino, de 24 años, que esperaba con semblante serio que le tocara el turno en el mostrador de Vueling. "No sabía que había que traerlo. Pensaba que con el DNI era bastante", se disculpaba. Se enteró en la propia cola de que necesitaba algo más para viajar que su documento nacional de identidad. Justo ayer que regresaba a Barcelona, donde estudia, después de pasar sus vacaciones con la familia en La Laguna.

Finalmente, lo dejaron pasar y él respiró aliviado. "Si me hacen pagar, me rompen todo el presupuesto de los primeros meses...". Jonathan explicó que le habían advertido en el mostrador de que la próxima vez que volara tendría que llevarlo.

La mayoría de los preguntados se rebelan contra este requisito para volar que hace que los residentes en Canarias, Baleares y Ceuta y Melilla regresen más de diez años al pasado.

Sin embargo, hay personas que aplauden la medida porque consideran que se cometía mucho fraude. "Me parece bien", decía Ana María Suárez, que además, añadía que los había sacado desde la web del Ayuntamiento de La Laguna por internet. Esta pasajera que viajaba con sus padres comentaba que esa misma mañana había cogido el Fred Olsen desde La Gomera y que había habido algunos problemas con la gente mayor, que no sabía que tenía que llevarlo y les habían hecho pagar la diferencia.

Las compañías que operaban ayer en el aeropuerto de Tenerife Norte parecía que no tenían ganas de ser tan rigurosas el primero de septiembre, entendiendo los despistes de algunos pasajeros.

Sobre todo porque la mayoría empieza o termina sus vacaciones. Pero el requisito es el mismo para todos, independientemente de la situación personal de cada uno.

Fátima Pérez y José Luis Rodríguez no viajan por placer a Barcelona. A Fátima le han hecho un trasplante de médula y tiene que acudir todos los meses a las revisiones. "No es culpa nuestra", argumenta esta residente en Icod de los Vinos, que ha pagado por cada certificado 1,80 euros. Ellos creen que el Ministerio de Fomento debería cruzar los datos con los ayuntamientos y evitar a los pasajeros este tipo de molestias. "Es una forma más de recaudar", opina José Luis.

Es el caso de Santiago López y Belén Negrín, que viajaban a Fuerteventura con sus dos hijos. Ocho euros les han costado los certificados para todos ellos, a dos euros cada uno. Son de Arona y dicen que su ayuntamiento no les da la opción de obtener los papeles de manera gratuita por internet.

Otra queja común de los pasajeros es que el precio varíe desde los cero euros hasta los casi tres, dependiendo de si el ayuntamiento es más generoso o no con la concesión de estos trámites.

Las compañías aéreas, por su parte, han tratado de colaborar para que los pasajeros estuvieran informados. Han editado un folleto en el que se recogen los "cambios en la forma de acreditar la residencia para acceder a la bonificación al transporte aéreo de residentes no peninsulares".