El Cabildo de Tenerife realizará un control exhaustivo de los acuíferos en los aspectos legal, político, sanitario y de sostenibilidad, pues recuerda que el 82 por ciento del agua que se produce en la isla proviene de fuentes subterráneas, como pozos y galerías.

Según indica en un comunicado el consejero de Aguas del Cabildo, Jesús Morales, en el caso de las aguas subterráneas, los programas de control incluyen el seguimiento del estado químico y cuantitativo.

Entre las funciones de los consejos insulares de aguas se incluye la ejecución de los programas de calidad de las aguas, así como su control.

El seguimiento del estado químico de las aguas subterráneas incluirá un control de vigilancia y un control operativo, los cuales deberán proporcionar un conocimiento de su estado general, de la presencia de contaminantes, así como de sus tendencias.

La red de vigilancia, que se muestrea una vez al año cada tres años, está compuesta por 54 puntos.

Dada la naturaleza volcánica insular y su influencia en la composición química de las aguas subterráneas se ha intentado que la red permita percibir los efectos de la actividad remanente.

Por ello se aumentó la relación de parámetros físico-químicos a controlar, incrementado así el listado mínimo fijado y el propuesto en los manuales técnicos que la complementan.

Morales recuerda que en Tenerife existen delimitadas cuatro grandes masas de aguas subterráneas o acuíferos, que son la de Las Cañadas-Valle de Icod-La Guancha; la compleja de medianías y costa norte, la costera vertiente sur y la costera del Valle de La Orotava.

La isla, con una superficie de 2.033 kilómetros cuadrados, presenta una red de captaciones de aguas subterráneas muy densa y en ella hay emboquilladas 1.443 obras de captación de aguas subterráneas (1.055 galerías y 388 pozos), lo que supone una densidad media de una obra de captación cada 1,4 kilómetros cuadrados.

En el caso de la Demarcación Hidrográfica de Tenerife, se señala como masa en riesgo químico la Costera del Valle de La Orotava, la cual está declarada como masa vulnerable a la contaminación de nitratos desde 2000.

En esta masa, y desde dicho año, se muestrea con una frecuencia mínima anual, e realizan todas las determinaciones contenidas en la relación de determinaciones básicos y su tendencia es estable en cuanto a niveles de nitratos.

Además se llevan a cabo controles rutinarios con la medida del caudal aprovechado en las obras de captación seleccionadas, la toma de medidas de niveles de agua en los sondeos de investigación directo sobre los acuíferos y pozos de medianías, y el modelo de simulación del flujo subterráneo que se hace en continuo sobre los acuíferos para evitar su sobre explotación y garantizar un uso sostenible en el tiempo.