TEA Tenerife Espacio de las Artes ha organizado para este sábado, a partir de las 18.00 horas, una visita guiada a la exposición ''Stipo Pranyko'', una muestra que estará abierta al público hasta el 13 de enero. Los asistentes estarán acompañadas por el comisario de la exposición, Isidro Hernández.

La exposición está dedicada a Stipo Pranyko (Jajce, Bosnia, 1930), un creador que desde la década de los cincuenta ha desarrollado una intensa actividad artística al servicio de una obra desnuda, solitaria y esencialista, formalmente vinculada al denominado ''Arte pobre''.

En este recorrido guiado que se ofrece mañana, los participantes conocerán los detalles de un centenar de piezas, algunas de las cuales se encuentran expuestas al público por primera vez. Dos de las instalaciones que conforman esta propuesta, ''La isla de sal'' y ''Campanas para la paz'', han sido creadas para TEA.

Dibujos, esculturas en madera, instalaciones, numerosas piezas de carácter textil y creaciones, muchas de ellas de gran formato, en las que se aprecia la reutilización que el artista hace de elementos usados de la vida cotidiana que reincorpora a la obra artística conforman esta exposición, que además tiene reservado un apartado importante para la documentación del quehacer artístico de Pranyko a lo largo de su trayectoria mediante fotografías, catálogos y documentos varios.

Las piezas que se exhiben en esta muestra, procedentes muchas de colecciones particulares, han sido elaboradas desde la década de los 60 hasta la actualidad. Esta muestra dedica un capítulo especial a la labor escultórica que el creador de origen bosnio realizó entre 1965 y 1975, obras elaboradas fundamentalmente en Alsacia, Milán y Friburgo.

SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Stipo Pranyko pertenece a la nómina de la cultura desplazada yugoslava tras la Segunda Guerra Mundial. Esta circunstancia marca de forma decisiva su carrera artística, no sólo por una trayectoria vital que a partir de ese momento se torna esencialmente errante y apátrida, sino por la forma y la significación que adquiere su obra: emanada de un imaginario muy personal, desasida, sin contexto al que vincularse o relacionarse, absolutamente al margen de los circuitos comerciales y mediáticos del arte contemporáneo, arraigada, en fin, a su propio nomadismo.

En Italia, Alemania y Francia fijó sucesivas residencias, hasta que hace algo más de veinte años se instaló en Lanzarote, lugar idóneo para intensificar aún más, si cabe, su antiacademicismo y disidencia cultural. En este territorio insular, concretamente en Tahíche, construyó una casa que pronto habría de convertirse en su refugio vital hasta hace pocos años, pero también en una extensión de su propia obra.