Pese a su buen aspecto, la salud de Benedicto XVI, de casi 86 años, ha preocupado desde que fue elegido papa, debido a que en septiembre de 1991 sufrió una hemorragia cerebral que le tuvo hospitalizado diez días en la clínica Pío XI de Roma y de la que se recuperó satisfactoriamente.

Un día después de su elección al Solio Pontificio, el 20 de abril de 2005, su hermano mayor, Georg, dijo que no sentía una alegría "ilimitada" por la elección, ya que le preocupaba la salud del Pontífice. "Espero que su salud aguante", dijo Georg Ratzinger, que precisó que la salud del papa, en ese momento de 79 años, "no es estable".

En abril de 2008, tras su viaje a EEUU, algunos medios de comunicación se hicieron eco del estado de salud del papa y aseguraron que se había deteriorado, lo que fue desmentido por el portavoz vaticano, Federico Lombardi, que dijo que estaba bien.

El diario francés Le Figaro escribió aquellos días que para nadie era una secreto "la fragilidad del corazón" de Ratzinger y destacó que desde hacia tiempo se había reducido el número de audiencias, que había renunciado a seguir a pie el Vía Crucis en el Coliseo de Roma, que en varias ocasiones no había leído los discursos previstos y que, tras el viaje a EEUU, se suspendió la audiencia pública de los miércoles.

La audiencia se había suspendido con anterioridad para permitirle descansar, teniendo en cuenta que el Pontífice tenía ya 81 años y había realizado un viaje, largo y fatigoso.

El 11 de mayo de 2008 tropezó durante la misa de Pentecostés que ofició en la Basílica de San Pedro del Vaticano. Aunque dio un rodillazo, inmediatamente se levantó, ayudado por sus ayudante, y pudo proseguir con la ceremonia.

El susto más grande ocurrió el 17 de julio de 2009, cuando se fracturó la muñeca derecha, tras resbalar en la casa de Les Combes, en la región alpina italiana del Valle de Aosta, donde pasaba unos días de descanso. El papa fue trasladado a un hospital cercano, donde fue operado de reducción y osteosíntesis con anestesia local.

El 28 de marzo de 2010, por primera vez en sus casi cinco años de Pontificado, Benedicto XVI presidió desde el "papamóvil" la procesión de las Palmas del Domingo de Ramos en la plaza de San Pedro del Vaticano.

El 16 de octubre de 2011 volvieron a saltar las alarmas, al ver cómo Benedicto XVI utilizaba por primera vez una plataforma móvil para trasladarse durante una misa en la Basílica de San Pedro.

El 23 de marzo de 2012 Benedicto XVI se ayudó por primera vez en público de un bastón para caminar, durante la ceremonia de despedida en el aeropuerto de Fiumicino, en Roma, antes de viajar a México y Cuba.

Después de toda esta sucesión de percances relacionados con la salud del papa, el pasado lunes anunció que renuncia al Pontificado al notar que le faltan las fuerzas.

Ayer, por último, un diario italiano aseguró que Benedicto XVI fue sometido hace unos tres meses a una operación de corazón en una clínica del Vaticano para sustituirle un marcapasos, todo con discreción.