Los robos al descuido siempre generan una sensación de impotencia en las víctimas. Pero si dicho delito se sufre cuando se está ingresado en un centro hospitalario, el "hundimiento moral" es, si cabe, mayor.

Los grandes complejos hospitalarios de Tenerife, por los que transitan cada día miles de enfermos, familiares y trabajadores, son lugares propicios para que algunos delincuentes intenten "limpiar" determinadas habitaciones que pueden quedar abiertas y vacías por periodos de tiempo más o menos largos.

Fuentes del personal del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria (Hunsc) reconocen que se trata de un centro de considerables dimensiones, donde con relativa frecuencia ocurren hurtos. Y las víctimas son tanto pacientes como trabajadores.

La principal baza de los ladrones para actuar es que las puertas están abiertas y el trasiego de personas es muy elevado, por lo que resulta muy difícil distinguir a los familiares de los pacientes y otras visitas de los individuos que se apropian de objetos de valor o dinero sin ser detectados.

Fuentes sindicales señalan que el servicio de seguridad es muy eficiente y existen cámaras de seguridad. Pero ambos recursos no evitan que periódicamente ocurran este tipo de infracciones penales, donde los ladrones roban teléfonos móviles o monederos, por ejemplo.

Hay que aclarar que las funciones de los vigilantes de seguridad son la apertura y cierre de puertas, el control de las entradas y salidas del centro, así como tener actuaciones específicas en los servicios de Urgencias y Psiquiatría. Es decir, que entre sus misiones básicas no figura "patrullar" por las plantas.

De hecho, tanto en el Hospital Nuestra Señora de la Candelaria como en el Hospital Universitario de Canarias (HUC) existen recomendaciones para que los pacientes o sus familiares no dejen objetos de valor en las habitaciones. Y es que si el usuario del centro acude a someterse a alguna prueba o entra al baño, en cuestión de segundos puede perder sus pertenencias.

Otras fuentes sindicales del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria explican que el responsable de seguridad tiene las "manos atadas", ya que existen espacios en los que no se pueden colocar cámaras de seguridad porque así lo establece la legislación. Añaden que, por si fuera poca la gente que acude al centro hospitalario, en el mismo recinto está el centro de atención especializada de Ofra. Tales fuentes recuerdan que actualmente no existe un filtro de entrada para las visitas. Antiguamente, el personal de seguridad otorgaba dos pases por cada paciente de una habitación. Sin embargo, la picaresca era habitual: desde las ventanas se tiraban los pases a otros familiares o amigos que estuvieran aún en el exterior.

En La Candelaria, las mismas fuentes sindicales señalan que durante los últimos años han atrapado a pacientes, visitantes o trabajadores por llevar a cabo robos al descuido. Es decir, que los grupos de potenciales víctimas también incluyen a los delincuentes.

Y, por ahora, la única medida que parece eficaz pasa por la "autoprotección", ya que en cualquier momento o lugar puede actuar un "descuidero". Y la adopción de otras medidas eficaces resulta muy compleja.