"Nadie me lo ha pedido. Al contrario, desoigo la petición de aquellas personas que desean que permanezca en mi puesto, que, por otro lado, sería para mí lo más fácil. Desde el profundo respeto a los ciudadanos, lo hago convencido de que este proceder, por poco habitual que resulte, es el más conveniente a largo plazo para la institución y para Tenerife". Esas palabras formaron parte del discurso de despedida que pronunció ayer Ricardo Melchior Navarro, que renunció al acta de consejero del Cabildo 26 años después de obtenerla por primera vez y "14 años, dos meses y siete días después de aquella fecha inolvidable del 9 de julio de 1999", día en el que asumió la Presidencia que abandonó ayer con un balance "francamente satisfactorio", dijo.

Pero lo de ayer fue un hasta luego: "Renuncio a la Presidencia del Cabildo, pero no me retiro de la política". Lo dejó claro después de definir su gestión como una "permanente búsqueda del consenso en la toma decisiones", siempre con la premisa del diálogo, la tolerancia y la "voluntad de comprensión". "Esa búsqueda del consenso ha primado en todas y cada una de las resoluciones adoptadas en estos 14 años, período en el que la inmensa mayoría de los acuerdos importantes han sido por unanimidad", dijo.

Entre sus alusiones constantes al pasado, Melchior citó el futuro mencionando a su sustituto, Carlos Alonso, "una persona joven, como lo era yo cuando me dieron la oportunidad de acceder a esta corporación, de enorme preparación y capacitado para pensar de manera estratégica sobre la Isla (...) Une Carlos Alonso a estas cualidades su contrastada tenacidad y coraje intelectual, que son requisitos indispensables para gobernar con garantías una institución tan importante y prestigiosa como este Cabildo. Y fija su pensamiento en los grandes retos de futuro que tiene Tenerife, asociados a la creación de empleo, la reactivación económica y la diversificación, más allá de los próximos 20 meses".

En su lista de agradecimientos citó, entre otros, a expresidentes, excompañeros y actuales miembros de gobierno, al personal de confianza, a miembros de otros partidos políticos, a funcionarios destacados y, especialmente, a la plantilla: "Si tuviéramos que comparar al equipo humano de este Cabildo con el de otras administraciones públicas españolas, no cabe duda de que nuestro listón quedaría muy por encima. Principalmente, porque en su día a día imperan la aplicación y el rigor, sin que haya existido un solo caso de corrupción durante los 100 años de historia que acabamos de conmemorar".

Así se despidió Melchior: "Quiero finalizar esta intervención, igual que lo hice aquel 9 de Julio de 1999, en mi primera toma de posesión como presidente, con una cita de Oetinger, a modo de deseo: "Que Dios nos dé fuerza y valor para cambiar las cosas que podemos cambiar, resignación para aceptar las que no podemos cambiar y la sabiduría para distinguir las unas de las otras. Muchas gracias a todos y por todo".