Cuarenta y cinco minuto bastaron para que se agotaran las 600 entradas de la final de murgas que se celebrará en el recinto ferial el viernes 14 de febrero. Era la primera vez que se ofertaban en taquilla, después que se agotaran la semana pasada cuando se pusieron a la venta por internet, y se cumplieron las previsiones. Voló el papel, después de una larga noche que comenzó desde las 10 de mañana, cuando Selena María Pérez, Xiomara Cabrera, Vanesa Hernández, Jénnifer Lorenzo, Sarai Cipriana Taima y Váleri Plasencia se convirtieron en las primeras en montar sus iglús (casetas de campaña). Comenzaban así casi 24 horas de espera hasta que ayer abría la taquilla a las 9.

Si el martes de la pasada semana las 3.500 localidades se acabaron en 180 minutos -incluyen los 500 bonos ofertados para el Carnaval 2014- ayer volvió a quedar de manifiesto que el concurso de murgas despierta pasiones y es el que genera mayor expectación.

Pero más llamativo fue cuando, casi tres horas y media después de abrirse la taquilla, se colgó el cartel de agotadas para el certamen de rondallas, que tendrá lugar el domingo 2 de marzo en el Auditorio de Tenerife. Este indicador denota el auge de esta modalidad que ya se ha visto refrendada en los últimos meses con el incremento de dos nuevas formaciones líricas: la femenina Valkirias y La Rondalla Mamels. En total, 800 entradas para rondallas fueron las que se pusieron a la venta en taquilla, a las que hay que sumar otras tantas que se repartirán entre cada una de las agrupaciones líricas participantes en lotes de cien.

Recordar que ahora la única oportunidad para conseguir una entrada para la final es esperar al jueves 13 de febrero, la víspera de la final, y acudir a cada una de las murgas. A aquellas que no pasen a la final se les asigna una por componente, una media de 50, más unas 180 -dos por componente- que se asigna a las ocho murgas finalistas. En principio, para los propios integrantes y sus familiares. Solo si no lo quisieran se podría conseguir alguna suelta. Salvo la reventa y los riesgos de adquirirla y ser víctima de estafa.

Durante la noche de espera, Triquikonas, Burlonas y Zeta-Zetas acudieron a la cola a cantar a la afición, en una velada de poco sueño y muchas apuestas de qué murgas ganarían, cuáles son las sorpresas y más de un pasacalle cantado a pelo. Es Carnaval.