La técnica del suminagashi es antigua, tanto que se pierde en el tiempo, de igual manera que las gotas de tinta cuando caen sobre el agua. Esta manifestación, concebida como arte efímero, se remonta al Japón del siglo XII, aunque ahora se aplica con otros fines, como el de elemento terapéutico para personas con algún tipo de discapacidad intelectual.

Precisamente, la puesta en práctica de este método de pintura induce "relajación, concentración y paciencia en los artistas", tal y como manifiesta Marlene Orán, responsable de un taller de artes plásticas que ha culminado en la exposición "Giro-Arte 2014", una muestra en la que veinticuatro personas con discapacidad intelectual exhiben sus obras.

La técnica que han utilizado para crear sus cuadros consiste en dejar caer una gota de tinta sobre una superficie de agua, "la cual se dispersa gracias a un delicado movimiento de la mano o un abanicado suave sobre la superficie", explica Orán.

Una vez lograda la composición artística deseada, encima de la superficie de agua se coloca un papel sobre el que queda plasmado el dibujo, durante un proceso en el que los participantes del taller perciben que la obra se realiza "como si de magia se tratase", manifiesta la responsable.

Este delicado método representa una herramienta terapéutica de gran valor, dado que "ayuda a calmar el alma y enseña la virtud de la paciencia, por cuanto el sistema nervioso se equilibra gracias al efecto relajante que genera la acción de pintar, lo que da lugar a efectos positivos", destaca.

De hecho, comenta Orán, a lo largo del desarrollo de la actividad se ha podido observar "la mejora en algunas actitudes y destrezas durante la práctica de la técnica, como el aumento de la concentración, la potenciación del aprendizaje de la relación y una comprensión de la relación causa-efecto".

El alumno del taller, que en este caso también se convierte en artista, se deja llevar por el ritmo natural que el agua le transmite, pasando de ser unos asombrados espectadores de un "acto de magia" a unos pacientes alquimistas que, sin grandes pretensiones, demuestran una vez más la belleza de la sencillez.

Este proceso, además de un acto creativo, transmite paz y tranquilidad a partir del contacto con el agua, al tiempo que es una técnica fácil de poner en marcha cuando se "tienen en cuenta un par de nociones básicas", asegura Rubén Medina, uno de los participantes en el taller.

Alicia Desiré, por su parte, siente que esta técnica de pintura relaja "un montón" al artista, al mismo tiempo que enseña un "puñado de cosas" a quien la pone en práctica.

La exposición, promovida por el Cabildo de Tenerife a través de la Sociedad Insular para la Promoción de Personas con Discapacidad (Sinpromi), se inaugura hoy y estará expuesta durante un mes en el Museo de Historia y Antropología de la Casa Lercaro, en La Laguna.

La consejera del área, Cristina Valido, destacaba ayer durante la presentación que la exposición de Giro demuestra que, a pesar de la discapacidad, a muchas personas les resulta posible desarrollar "un enorme talento para el arte y la pintura"