En presencia del presidente del Cabildo, Carlos Alonso, miembros de la Corporación insular, autoridades civiles, militares y eclesiásticas, además de familiares y allegados del homenajeado, el Sa_lón Noble del Palacio Insular se convirtió ayer en el escenario del acto de entrega del título de Hijo Ilustre de la Isla de Tenerife al deán de la catedral de La La_guna, Ju_lián de Armas Rodríguez.

De esta manera se cumplió el acuerdo que, en tal sentido, había tomado el Consejo de Gobierno el pasado 12 de mayo.

En el discurso de entrega de la distinción, y tras subrayar que las ciudades son resultado de los hombres y las mujeres que las habitan, Alonso elogió la figura de Julián de Armas –du_rante dieciséis años deán de la catedral la_gunera–, de quien destacó su lucha ad_mi_rable para lograr la restaura_ción del templo. “Ha exigido, ro_gado, peleado, rezado y trabajado por esas piedras sagradas, dejándose la vida en ello hasta conseguirlo”.

Este tinerfeño sobresalió por su de_fensa del patrimonio histórico durante la etapa en la que fue ecónomo del Obispado, época en la que apostó por la necesidad de poner en valor y abrir a la sociedad canaria los bienes muebles e inmuebles de la Iglesia.

Julián de Armas se dirigió a los presentes con “profunda y sentida emoción” y compartió los tres sentimientos que, según manifestó, vivían en su corazón.

“Gratitud”, dijo, por “las consideraciones” que el presidente hizo sobre su persona;_“aceptación”, en cuanto recibía el homenaje “co_mo hombre de Iglesia que soy” y, por último, “compartir un mensaje”, dado que el acto, explicó, “nos hace pensar que el patrimonio cultural y artístico de la Iglesia Católica (...) es de un valor evangelizador incontestable” y señaló que “todos estamos llamados a conocerlo, cuidarlo, disfrutarlo y darlo a conocer”.

Tras dar las gracias se dirigió a los presentes, “porque ilustres hijos de esta amada tierra isleña son to_dos ustedes. Para todos, el mejor de los abrazos”, concluyó.