Con la llegada del verano, los incendios forestales se convierten en inevitables protagonistas. Tras el último invierno, lluvioso y húmedo, la masa vegetal se ha nutrido y luce su esplendor, a ojos de los responsables del operativo contraincendios del Cabildo un excelente combustible.

Desde el 16 de junio y hasta el 19 de octubre, la Corporación insular mantiene activado el Operativo de Prevención y Extinción de Incendios Forestales, compuesto por 279 personas. No obstante, la consejera de Medio Ambiente, Ana Lupe Mora, destaca la prevención: "En invierno, hasta 130 operarios han realizado labores de limpieza en las pistas forestales y tratamientos silvícolas", actuaciones básicas para acondicionar los montes. Además, subrayó la importancia de la coordinación con los ayuntamientos, "indispensable para un correcto funcionamiento", y el contacto con sus responsables, a los que orienta en la limpieza de zonas imprescindibles para actuar en caso de emergencia.

Con todo, la aparición del fuego resulta imprevisible -más de 15 conatos se registran en cada campaña- y, generalmente, la intencionalidad aparece detrás de la mayoría de incendios, por lo que la vigilancia resulta prioritaria.

En zonas de orografía abrupta y denso pinar, caso de Los Realejos, las llamas se propagan con facilidad y la influencia de fenómenos como los llamados tres treinta, es decir, temperaturas por encima de treinta grados, vientos con velocidad superior a este valor y una humedad bajo este registro, asociadas al conocido tiempo sur, representan un obstáculo más.

Tenerife cuenta con una superficie forestal superior a los 50.000 hectáreas, de las que 35.000 se localizan en el norte de la Isla.

Riesgo bajo: Puerto de la Cruz, Buenavista del Norte, Santiago del Teide, Adeje, Arona, San Miguel y Fasnia.

Riesgo alto: Icod de los Vinos, El Rosario y Candelaria.

Riesgo muy alto: Los Realejos.