El acusado de asesinar en Tenerife en febrero de 2013 a su expareja delante de su madre y sus dos hijos, de 5 y 7 años, y para el que la Fiscalía ha pedido 25 años de prisión, ha admitido el crimen durante su declaración en el juicio y ha relatado que su única "intención era apuñalarla y acabar con ella".

J. M. M. A. ha señalado que intentó suicidarse en dos ocasiones como consecuencia de una depresión severa, ha asegurado que durante la relación con la fallecida nunca la agredió y ha comentado que se sentía "maltratado psicológicamente por ella".

El acusado ha afirmado que le diagnosticaron un trastorno de personalidad y depresión, agravados por su ruptura sentimental y su situación laboral, y ha explicado que dejó de tomar la medicación pautada por motivos económicos. "Tenía que optar por comer o por la medicación".

Ha señalado que solamente le pasaba por la cabeza matarla y ha asegurado que no hubo ensañamiento ni intención de aumentar el dolor de Guacimara, mientras que ha afirmado que, "por su puesto", está "muy arrepentido" porque ha matado a la madre de sus hijos.

J. M. M. A. está acusado de asesinar a su expareja cuando esta salía de su domicilio por la mañana, junto con los dos hijos que tenían en común, al propinarle trece puñaladas.

La representante del Ministerio Fiscal ha solicitado una pena para el acusado de 25 años de prisión por el asesinato, con los agravantes de parentesco, premeditación, alevosía y ensañamiento.

Ha asegurado que su acto no fue una reacción por una enfermedad psiquiátrica diagnosticada y ha comentado que tuvo ingresos hospitalarios por "aparentes intentos de suicidio, que eran intentos de llamar la atención".

El abogado del acusado ha partido de la base de que está "defendiendo a un asesino" y a "una persona despreciable", que con una acción "ha destruido cuatro vidas".

La defensa ha reconocido el asesinato con premeditación, mientras que no ha aceptado que haya existido ensañamiento y ha planteado la posibilidad de que existe un trastorno psiquiátrico que sirva como atenuante, por lo que ha solicitado una pena de prisión de 15 años.

Ha relatado que se trata de una persona que nunca ha sido violenta o agresiva, por lo que se ha cuestionado qué ha llevado al acusado a coger ese día a coger un cuchillo y acabar con la vida de Guacimara.

Ha admitido que la "monstruosidad del acto está clara", aunque ha advertido de que se hayan producido trece puñaladas no significa que haya enseñamiento, ya que la primera puñalada ya era mortal de necesidad.

"Él decide llevar a cabo el ataque. Probablemente quería que muriera y empezó a dar puñaladas como si fuese un saco; no para aumentar el dolor, sino para asegurarse el fallecimiento", ha agregado el abogado del acusado.