"Llegué a Santa Cruz desde La Palma con 18 años. Ya tengo 50 y el Cuartel de San Carlos, no es que esté igual, sino peor". El testimonio es tan real como el diagnóstico. Sin entrar en que solo supone un eslabón más en la cadena de inmuebles de gran valor patrimonial sometidos al olvido en Santa Cruz, la historia de este edificio "irredento" es especialmente sangrante en el sentido de que siendo un símbolo de la ciudad de siempre está ubicado en un escaparate de la "nueva" capital.

Hace unos días que se aprecia actividad en el entorno con obras en el exterior y el Gobierno de Canarias ha dado un nuevo plazo, el enésimo, para culminar esos trabajos: febrero de 2015.

Esta es una historia "de ida y vuelta". Así, en 1999 el Ayuntamiento de Santa Cruz permutó el inmueble al Gobierno de Canarias por el edificio Fides. Ante el estado total de abandono en el que se encontraba, el Colegio de Arquitectos promovió una campaña para rehabilitarlo.

Los trabajos comenzaron en 2003 por casi tres millones de euros, siendo paralizados hasta 2005 invirtiéndose 2,4 millones en obras de cimentación. En el segundo semestre de 2006 volvió a detenerse la actuación.

El director general de Patrimonio que ejercía en 2007, Alfonso Fernández, anunció en ese ejercicio que la última fase de la recuperación saldría a licitación por un millón de euros, cuantía que se incrementaría en 800.000 euros por su sucesor, Paulino Montesdeoca. La Dirección General de Patrimonio y Contrataciones no dio el visto bueno a las modificaciones realizadas en el proyecto inicial y eso hizo que resolviera el contrato con la dirección técnica y la constructora de 2003.

En todo este galimatías, el vecino y el visitante ocasional que pasan a pie o en el tranvía, han visto de todo allí. Desde una gran lona que simulaba cómo quedaría la fachada hasta la estructura para colocar un muro acristalado que nunca se hizo realidad.

Cabe recordar que el proyecto de recuperación del cuartel de San Carlos contemplaba su uso posterior como dependencias de la administración regional enlazando este inmueble con el de Presidencia mediante un túnel.

Del cañonero "Laya" a sede de ensayos de las murgas

¿Cuartel de San Carlos? "Carnaval y en concreto murgas". Sería la primera y para muchos sorprendente respuesta a la hora de recordar la historia de este inmueble singular. En primer lugar, porque sus muros se llenaron en 1917 del contagioso espíritu de los marineros gaditanos del cañonero "Laya", acuartelados allí, en el que fue el origen de los grupos críticos. Y para cerrar el círculo, la última actividad que tuvo el edificio, a finales de los años 80 del siglo XX, fue sede de varias murgas. El cuartel fue primero hospicio, patrocinado por el Marqués de Branciforte, comandante general de la isla. En 1849, el Ayuntamiento de Santa Cruz vendió el edificio al Estado por 81.730 reales. En el solar se construyó, ya en 1875, el cuartel, que se destinó al Regimiento de Infantería de Tenerife. Casi un siglo después, en 1978, el Ministerio de Defensa cedió otra vez los terrenos a la ciudad con el objetivo de prolongar la avenida Bravo Murillo hasta José Manuel Guimerá.