La que comienza hoy se presenta como una semana clave en el desarrollo de los acontecimientos en la polémica que vive el sector vitivinícola de la Isla tras hacerse pública la compra de vino a granel peninsular por Bodegas Insulares Tenerife, empresa participada al 49% por el Cabildo.

En la década de los noventa del pasado siglo, el Cabildo, con Ricardo Melchior como consejero de Agricultura en el equipo que presidía Adán Martín, tuteló el proceso de modernización y renacimiento de un sector que requería adaptarse a la normativa europea y buscar alternativas a la supervivencia.

En la aplicación de este modelo resultó clave la implantación de las denominaciones de origen, un proceso concebido para constituir una denominación única (objetivo que mantiene el Cabildo), pero tuvo que rendirse a la particular idiosincrasia isleña y a las eternas rivalidades, lo que desembocaría en cinco denominaciones que representan las diferencias y las singularidades de las comarcas.

En adelante, con la implicación y la ilusión de los agricultores, se fue trazando un camino que suponía superar el "romanticismo" que había definido una producción minifundista, casi artesanal, escasamente competitiva y alejada de los parámetros de trazabilidad y calidad que imponían los nuevos tiempos.

Este esfuerzo colectivo en el que confluyeron instituciones políticas, agricultores, asociaciones del sector primario y agentes sociales se fue alimentando con la creación de las bodegas comarcales, la introducción de tecnología, la presencia de técnicos... Así se iba modificando, vendimia a vendimia, aquella imagen tradicional y despectiva del "mago", las mechas, el azufre y el garrafón para evolucionar hacia depósitos, laboratorios, especialistas y, sobre todo, la recuperación de terrenos abandonados donde los viñedos recuperaban su protagonismo como renglón productivo, descubriendo el tesoro de variedades de uva únicas.

Tras sentar las bases a partir de un modelo en el que el Cabildo, con una participación mayoritaria en la sociedad mixta Bodegas Insulares Tenerife, tutelaba el desarrollo y marcaba las pautas se planteaban retos como generar un mercado interno capaz de mantener niveles de consumo estable y la viabilidad del subsector frente a la competitividad de los vinos importados (más baratos) y con mayor presencia en los lineales, la ausencia de marcas locales en el potente sector turístico y la debilidad del márquetin.

En una coyuntura de crecimiento y con un margen amplio por conquistar, las explotaciones crecían al abrigo del apoyo institucional, sostenidas por las subvenciones públicas y confiadas a la rentabilidad de las inversiones. La crisis apareció entonces para marcar un antes y un después. Las ayudas públicas se congelaron; el consumo se retrajo y el Cabildo era visto ahora entre los viticultores como un poderoso competidor y, además, desleal (según el sector), en oposición a la imagen de aquel líder imprescindible. No tardaron en aparecer voces discrepantes que reclamaban la salida de la institución pública del sector y la implantación de un modelo abierto a la iniciativa privada.

El futuro exige sentarse a la mesa y buscar una solución de consenso.

Bodega Comarcal de Tacoronte

Esta instalación representa la matriz del proceso de renovación puesto en marcha por el Cabildo en el sector vitivinícola. La bodega se constituye en el año 1992, en la comarca de mayor tradición vitícola de la Isla y con una participación inicial de 170 socios, que fue aumentando vendimia a vendimia. En la actualidad son más de ochocientos los socios que integran esta bodega.

Bodega Comarcal de Icod de los Vinos

A partir de la cosecha de 2005 y con una capacidad de 3.500 hl., la Bodega Comarcal de Icod se integra en el proyecto de Bodegas Insulares Tenerife, dentro de la D.O. Valle de La Orotava, así como sus socios, que pasan a ser nuevos accionistas. Con este aporte, el número de viticultores superaba los ochocientos, de los que poco más de 700 pertenecían a Tacoronte y casi un centenar procedían dd la comarca del Valle.

Bodega Comarcal de Guía de Isora

Desde junio del 2010, Bodegas Insulares Tenerife S.A. decide dar un paso más en su estrategia expansiva y adquiere la Bodega Comarcal de Guía de Isora, inscrita en la D.O Ycoden-Daute-Isora hasta 2012. Con una capacidad de 9.000 hl. y sumando un centenar de socios, la bodega sufre el revés de la crisis y en 2012 se desclasifica y se dedica a la producción de vinos a granel.