A falta de recursos, imaginación. Los vecinos de la parte baja de La Gallega llegaron a organizar barricadas con contenedores de basura y maderas para evitar que les entrara el agua en sus calles. Ayer lo que quedaban eran unos sacos de arnea que mandó el ayuntamiento. "Buah... Los trajeron por la tarde cuando ya no había nada", se quejaba uno de los residentes en la calle Gencián. La calle Trébol, la principal de bajada, parecía "un río", explican desde las asociaciones de vecinos La Unión de La Gallega y Guacimara.

El problema de La Gallega vieja no es nuevo. Comienza cuando se conectaron las nuevas urbanizaciones de la parte alta a las canalizaciones viejas, sin realizar una obra que fuera capaz de aliviar las aguas cuando bajan. Un imbornal grande, en forma de enrejillado de lado a lado de la calle, es lo que piden los vecinos.

El domingo, con los nervios, los residentes llegaron incluso a las manos porque consideraban que si se desviaba el agua por la parte alta, vendría a parar a la parte baja.

A Domingo Carballo, que vive en el 5B de la calle Laurisilva, el agua le llegó hasta un metro, otra vez. "Yo no sé cuántos escritos he puesto y el ayuntamiento echa la culpa a Emmasa y ésta al ayuntamiento". "Toda el agua de La Gallega viene a parar aquí", dijo, "estamos desquiciados".

Las asociaciones de vecinos citadas recuerdan que la empresa Emmasa se comprometió a hacer una inversión en la zona que nunca hizo para evitar estos problemas.