El promedio de llenado de las 21 balsas tinerfeñas es de un 35%, a pesar de las lluvias de las últimas semanas, según los últimos datos de la empresa Balsas de Tenerife (Balten), de 24 de noviembre. Aunque aparentemente escaso para la intensidad que alcanzaron las precipitaciones durante el pasado mes, este porcentaje supone un incremento de un 13% con respecto al anterior estudio, que fue realizado el 4 de noviembre.

En concreto, los embalses de la vertiente norte de la Isla se encuentran a un 37% y cuentan con más de 1,2 millones de metros cúbicos sobre un total que ronda los 3,4. En las primeras posiciones se sitúan la instalación lagunera de Presas de Ocampo -que está llena- y la de Ravelo, en Buenavista, con un 95% y 59.000 metros cúbicos. Les siguen las también buenavisteras de Teno Alto y El Palmar, ambas al 80% de su capacidad.

Las que experimentan resultados más bajos de esta zona son la de Llanos de Mesa (San Juan de la Rambla), Buen Paso (Icod) y Aguamansa (La Orotava), situadas, respectivamente, en un 20%, 22% y 28% de llenado. Por su parte, los estanques de mayor tamaño se encuentran al 49%, 30% y 29%. Se trata de las balsas de Valle Molina (Tegueste; 302.000 metros cúbicos), La Cruz Santa (Los Realejos; 199.000) y Montaña de Taco (Güímar; 242.000).

En cuanto a las cinco infraestructuras de este tipo ubicadas en el Sur, divididas entre las de aguas regeneradas y aguas blancas (potable), están al 31%. Las primeras alcanzan el 46%, gracias al 83% del embalse de San Lorenzo (Arona), el 52% del de San Isidro y el 25% del de El Saltadero, también en Granadilla. En términos absolutos: 207.800, 25.800 y 115.800 metros cúbicos disponibles. Las de aguas blancas son Trevejos (Vilaflor) y Lomo del Balo (Guía de Isora), que, entre ambas, no llegan al 20%. Una está al 8% y la otra al 22%.

Como quiera que el período de recuperación de las balsas se suele extender de octubre a febrero, aún estas tienen tres meses por delante para continuar incrementando sus reservas. No en vano, la subida experimentada en el caso del Norte entre el 4 y el 24 de noviembre fue de un 18%, que también supuso un beneficio notable en los tres grandes embalses: Valle Molina pasó de un 23 a un 49%; Montaña de Taco, de un 9 a un 29%, y La Cruz Santa, de un 18 a un 30%.

También se observan aumentos destacados en Ravelo, de un 39 a un 95%; Buen Paso, del 10 al 22%; La Tabona, en La Guancha, del 7 al 44%; Los Llanos de Mesa, del 8 al 20%, y San Antonio, de La Matanza, del 11 al 40%. En suma, los embalses insulares pasaron de 1,09 millones de metros cúbicos a 1,77, sobre los algo más de 5 millones totales.

Una de las claves que tienen en cuenta los agricultores en estos casos es que, en años lluviosos, que son los que propician el llenado de estas instalaciones, se consume mucha menos agua -o hasta en el caso de algunas explotaciones no se llega a utilizar-, con lo que se va creando un remanente para afrontar el verano con mayores garantías que en los años secos.

Años secos y lluviosos

La importancia de las lluvias de otoño e invierno es fundamental para el riego durante el verano, dado que permiten que las balsas se llenen. Además, es frecuente el contraste entre unos años y otros. Un ejemplo fue 2012, cuando los embalses estaban muy por debajo de su capacidad e, incluso, el Cabildo se vio obligado a tomar medidas por si la situación se acababa agravando más aún. El consejero de Aguas de aquella época, Jesús Morales, hoy responsable de Agricultura, se refería entonces al contraste entre años lluviosos y otros secos. Tras el cambio de tendencia producido en 2013, todo apunta a que la época de precipitaciones de 2014 y 2015 se alejará de períodos anteriores de sequía.