El Consorcio Entelo anunció en mayo de 2013 que su proyecto de muelle y parque marítimo para el Puerto de la Cruz incluiría una gran zona comercial y de ocio inspirada en un pueblo marinero de las Islas. Una idea bien acogida que pocas personas saben que cuenta con un explícito precedente surgido en 2003. Ese año se constituyó la Unión Temporal de Empresas Udelco Concesiones, formada por siete entidades interesadas en optar a la concesión administrativa del muelle y parque marítimo. Udelco elaboró un ambicioso anteproyecto, encargado al estudio de arquitectos Tiercelin, donde el poblado marinero era pieza clave para conectar la ciudad con su futuro.

EL DÍA ha tenido acceso a varios planos y bocetos de aquel anteproyecto en el que trabajaron durante años arquitectos, ingenieros de caminos y economistas. Aquel trabajo fue en vano, puesto que el pliego de condiciones para optar a la licitación no llegó hasta 2012 y la UTE Udelco se disolvió a finales de 2007 "tras años de intentos vanos por impulsar el proyecto", según fuentes implicadas en aquella frustrada iniciativa. La propuesta fracasó, pero algunos de sus atractivos podrían recobrar vigencia en el proyecto de Entelo, que se presentará en breve.

Aquel proyecto resultaría inviable en la situación económica actual, pero en 2003, en plena burbuja inmobiliaria, había que ser ambiciosos: incluía un nuevo casino, un auditorio, un centro de talasoterapia, el pueblo marinero, una estación de ferri, una pista de patinaje sobre hielo, una escuela de vela, un club náutico, un restaurante giratorio en un gran faro en la punta del espigón, un helipuerto, puentes, discotecas, aparcamientos y vías subterráneas.

Este anteproyecto, que se basaba en el proyecto de Teno Ingenieros -aunque con la bocana aún orientada hacia Playa Jardín-, pretendía que el parque marítimo y el puerto fueran "una prolongación de la ciudad y, en particular, de La Ranilla". El objetivo era que la mayor parte de la superficie fuera peatonal y, para lograrlo, se concibió un sistema de aparcamientos y vías de circulación subterráneas, aunque siempre por encima del nivel del mar.

Los diferentes niveles estaban diseñados con una accesibilidad suave y paulatina para romper el efecto de muro que crearía el dique. De esa manera se lograban varios puntos con buenas vistas al mar.

La propuesta del estudio de arquitectura Tiercelin mezclaba edificaciones singulares con los inmuebles tradicionales del pueblo marinero, una zona comercial y de ocio con ambiente canario.

En el nivel superior se situaban el ocio, el comercio y los servicios, por debajo, las 2.000 plazas de aparcamiento, vías y almacenes.

A la espera de que Entelo, el Cabildo y Puertos Canarios hagan pública la propuesta definitiva para el parque marítimo y el muelle portuense, al echar la vista atrás sorprende la vigencia de algunas iniciativas frustradas hace años.