Un estudio ha alertado sobre las consecuencias que la explotación agropecuaria privada con abejas de la miel está generando en el Parque Nacional del Teide y recomienda la supresión de las colmenas en el interior del Parque como medida de conservación.

Así lo indica una investigación liderada por Alfredo Valido, desde la Estación Biológica de Doñana (CSIC), y que publica en su último número "Ecosistemas", revista editada por la Asociación Española de Ecología Terrestre (AEET).

Según este estudio, el Teide ostenta en la actualidad el récord mundial en densidad de colmenas por kilómetro cuadrado, y advierte de que la introducción de la abeja doméstica está alterando el sistema natural de la zona.

Así, asegura que se está produciendo una disminución de la riqueza de especies de polinizadores nativos, con efectos negativos en la reproducción de algunas plantas, como el tajinaste rojo y la retama del Teide.

Igualmente, el estudio avisa de que esta actividad agropecuaria produce una fuerte competencia por los recursos naturales (polen y néctar) con los polinizadores nativos, muchos de ellos endémicos y únicos en este ecosistema.

"Estos quedan desplazados de la red de interacciones beneficiosas planta-polinizador por la abeja doméstica, que consume gran parte del néctar disponible y no les permite aprovechar las flores", señalan los investigadores.

La abeja "más cosmopolita", según el estudio, disminuye la diversidad de polinizadores nativos y, al sustituirlos, lleva a cabo una polinización "de peor calidad", lo que promueve la autofecundación (visitan muchas flores dentro de cada planta individual), lo que se traduce en una bajada de la productividad y en una menor cantidad de semillas por fruto. Además, la calidad también se pierde en sus genes, lo que podría provocarles una desviación genética conocida como "depresión por endogamia", que supone una pérdida de diversidad genética en la descendencia, añaden los investigadores.

Medir estas alteraciones y conocer cómo se conjugan con el efecto que está produciendo el cambio climático (el Parque Nacional del Teide ha registrado un incremento en las temperaturas medias anuales de 0,14 grados por década desde 1944) es el siguiente objetivo de la investigación.

Con todo, la recomendación "más inmediata y lógica" para los científicos es prohibir esta actividad en el Parque Nacional.