El decano del Colegio Oficial de Químicos de Canarias, Íñigo Jáudenes, manifestó a Efe que no entiende la oposición al puerto de Granadilla y a que en ese municipio del Sur de la Isla haya una regasificadora, pues, señaló, se trata del desarrollo.

Íñigo Jáudenes, que es técnico de gestión de calidad en una empresa de aluminios y profesor asociado en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna, indicó que se trata de su opinión, no la del colegio de químicos, e insistió en que se trata de decidir si se quiere ir a más en el desarrollo o ir a menos.

Reconoció que el desarrollo debe ser sostenible, y por esto entiende que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid haya paralizado la construcción de la regasificadora de Enagás en Granadilla, porque no hay un informe medioambiental en el que se analice la acumulación de vertidos en la zona.

Este tribunal, en una sentencia que se puede recurrir ante el Tribunal Supremo y que se conoció la pasada semana, ha estimado un recurso de la Plataforma Ciudadana contra el puerto de Granadilla, y pide a la empresa regasificadora un estudio del impacto no solo de los vertidos de esa planta, sino también de lo que supone añadir a esos los que procederán de la central térmica y de otras industria situadas en las proximidades.

Íñigo Jáudenes señaló que, en Canarias, el torno al 40% del territorio está protegido, por lo que no ve inconveniente a que, en unas islas que supuestamente no quieren vivir solo del turismo, haya plantas regasificadoras si cumplen las normas, y añadió que el "no a todo" lleva a paralizar.

Durante la entrevista, Íñigo Jáudenes también declaró que no se puede decir que la química es buena o mala, pues depende del uso que se dé, y recordó que se trata de una ciencia que estudia la transformación de las diferentes sustancias.

También es "muy simplón" decir que la química ayuda al hombre a crear tóxicos, pues lo primero será decir que tóxico es un agente físico o químico que daña la salud, y un producto natural puede serlo, agregó.

El decano del Colegio Oficial de Químicos de Canarias comentó que la actividad química puede originar daños colaterales, como son los contaminantes que emiten las industrias, pero que se trata de controlarlos para poder desarrollar la sociedad, de modo que los perjuicios se atenuen.

Íñigo Jáudenes reconoció que se puede no contaminar, pero para ello había que no hacer nada, y planteó que se trata de generar actividad económica.

Además, comentó que en el Archipiélago hay la industria "que nos merecemos", y recordó que el Archipiélago no está en el centro del desarrollo logístico y gestor de la industria, sino en la periferia, y eso "se paga" porque distribuir fuera lo que se hace en las Islas es "más caro".