Rumores, comentarios, bullicio de un público expectante que ansiaba que sucediera algo anormal, que los planetas se alinearan sin previo aviso, que el oso Yogui corriera detrás de los aviones o que los alienígenas invadieran el salón de Plenos del ayuntamiento para cambiar el guion que ponía al frente de la corporación al nacionalista José Alberto Díaz... Y no pasó absolutamente nada, tal y como adelantó en su edición de ayer El Día. La votación era secreta y ni eso cambió los papeles asignados, como casi todos especulaban. El candidato de CC, finalmente, cogió el bastón de mando de la corporación con el apoyo de sus 6 compañeros de corporación más los 5 del PSOE, aunque de mala gana y por imposición del partido, según anunció públicamente Javier Abreu en un discurso bastante ácido y justificativo. Esa lectura sonó como una seria amenaza de futuro para el nuevo regidor, con lo que los amantes de los contubernios judeomasónicos mantuvieron sus ilusiones "de ver en el ayuntamiento el verdadero cambio", llegó a decir algún vecino "caliente" con CC. El discurso de Díaz, en cambio, no provocó rechazo porque fue excesivamente conciliador y "sedoso", lo que aparcó casi de inmediato cualquier atisbo de rebelión. Más sonoros, sin duda, fueron los aplausos y vítores al edil de Unid@s Se Puede , Rubens Ascanio, que le llevaron en volandas al punto de que se envalentonó y se gustó a sí mismo ante el micrófono, cambiando el tono aburrido de su discurso, porque la ocasión lo requería, y dándole un matiz republicano que sonó a forzado. En cambio, Antonio Alarcó (PP) y Teresa Berastegui (C''s) pasaron "casi inadvertidos", mientras que Santiago Pérez (XTF-NC) "pasó el corte" ante su público. Durante el acto la corrección se adueñó del salón y la sala anexa, donde aguardaban familiares, amigos y prensa. En este espacio, dos pantallas daban cuenta de lo que sucedía dentro entre tablets, portátiles y micrófonos, todo aderezado de una mezcolanza de perfumes insoportable. En la sala de entrada del público la atención a los discursos fue muy atenta y correcta, incluso hubo algún reproche entre los asistentes a las personas que hacían comentarios despectivos de los candidatos en voz alta, un acto que sirvió para evitar lo que todo el mundo esperaba: "Que se armara".

Más de 50 personas no pudieron entrar

El salón de plenos del Ayuntamiento de La Laguna se quedó pequeño y muchos de los ciudadanos que intentaron acceder al interior para ser testigos de la proclamación del nuevo alcalde se quedaron por fuera. Agentes de la Policía Local impidieron el acceso por una razón de seguridad y de muy buenas maneras invitaron a los cerca de cincuenta vecinos que se encontraban a la espera a permanecer a las puertas si querían. Lo cierto es que en las cerca de dos horas que duró el acto el comportamiento fue ejemplar y solo el grito de "el pueblo unido jamás será vencido" cuando intervenía José Alberto Díaz dio una nota antidemocrática al acto.