Víctor Pérez Borrego tiene todos los datos del Cabildo de Tenerife en la cabeza. Y lo demuestra en buena parte de las preguntas de esta entrevista: contextualiza, engancha con lo anterior, precisa un detalle, recuerda otro... y, solo después, responde. Es el resultado de 16 años como consejero insular. El nuevo mandato supone para él el final de una etapa que lo llevó a hacerse cargo durante 14 años de Hacienda y Presidencia, y, entre otros proyectos, a estar al frente de la implantación de la línea uno del tranvía.

¿Se siente extraño de no estar preparando estos días una nueva etapa política?

Inevitablemente uno se siente un poco raro, porque es un cambio importante de una responsabilidad que generalmente supone más intensidad en el trabajo; pero dura pocos días.

Desde el punto de vista económico, ¿como ve la situación con la que el Cabildo de Tenerife comienza el mandato?

Hay que decir que durante 14 años ha habido dos períodos: uno con un dinamismo importante en la inversión y otro más difícil. Entre 2007-2013 hubo que llevar a cabo ajustes en el gasto; pero creo que conseguimos en esos seis años que no se percibiese una merma significativa ni en la calidad ni en la cantidad de los servicios públicos. En marzo de 2012 se aprobó, elaborado por el Área de Hacienda, un plan de ajuste que marcó las pautas para poder superar esa etapa, dado que, a 31 de diciembre de 2014, las cuentas cumplen con la estabilidad presupuestaria, tienen un nivel de endeudamiento razonablemente moderado -en torno al 52% de los ingresos corrientes del ejercicio anterior- y, además, está pagando a los proveedores con cumplimiento a la ley de morosidad. Yo creo que el segundo período se ha superado razonablemente bien.

Usted comenzó la reducción en el "holding" del Cabildo. ¿Qué opina de lo conseguido?

En ese pleno del mes de marzo de 2012, además de aprobar por unanimidad el plan de ajuste, se acordó también, tras meses de conversaciones con los grupos políticos, el plan de reducción de las empresas públicas y entidades dependientes. El plan contemplaba una reducción de aproximadamente el 45% en esas entidades, teniendo en cuenta que el Cabildo era en ese momento la administración local del Estado que más entidades dependientes tenía. Ese proceso se puso en marcha y se sigue gestionando.

¿Por qué era necesario realizar el cambio?

Porque todas las entidades participadas por el Cabildo, cuando nacieron, tenían su razón de ser; pero las cosas han cambiado mucho en décadas y, sobre todo, la concepción del sector público. Como consecuencia de las directrices que vienen de la Unión Europea y de las que han salido del Gobierno de España. En ese contexto había que reducir la participación en entidades dependientes, máxime si se trata de sectores donde lo que tiene sentido es que sea la actividad privada la que esté presente. El objetivo último es que una administración como el Cabildo de Tenerife cuente solo con entidades públicas -consorcios, empresas o fundaciones- que tengan que ver directamente con servicios públicos esenciales, como es el transporte.

Si tuviera que calificar su gestión, diría que...

Me siento satisfecho; fue un período donde me encontré muy motivado para el trabajo. Los dos primeros mandatos fueron de mucha actividad, muy intensos de trabajo, en algún momento estresantes. Hay que tener en cuenta que, aparte de ser consejero de Hacienda, coincidió con el período de construcción del tranvía.

¿Qué recuerdos tiene de aquella etapa inicial del tranvía?

Fue cuando constituimos la empresa Metropolitano de Tenerife y me encomendaron la Vicepresidente ejecutiva. Fue un período con dificultades. Éramos pocas personas las que estábamos trabajando en ese proyecto, con una opinión pública muy crítica, que, según los datos de opinión que manejábamos, aproximadamente el 80% era contrario a la ejecución del proyecto. Estoy hablando antes de ponerlo en marcha. Y solo un 20% apoyaba la construcción. Esos dos porcentajes se han invertido.

¿Y cómo está ahora la movilidad de la Isla?

Yo creo que el tranvía esponjó la situación que había en los años previos a su implantación. Está con los 50.000 viajeros diarios, en cifras redondas; está resolviendo de manera correcta, puntual y con calidad el desplazamiento de muchas personas, y, además, está creciendo la demanda durante los últimos meses. El otro operador importante, Titsa, está en un buen momento. Se encuentra desde el punto de vista financiero en la situación más estable, normalizada y cómoda de los últimos años. Yo creo que las cosas han mejorado.

¿Con qué otros proyectos de su etapa se queda?

Por el trabajo, la responsabilidad, las vivencias... me quedo con el tranvía. No es fácil que una administración local como el Cabildo ponga en marcha un servicio público de transporte alternativo. Luego ha habido proyectos puntuales como puede ser la reforma y rehabilitación del hotel Mencey, que se encontraba en unas condiciones desde el punto de vista estructural casi críticas y hubo que llevar a cabo una reforma muy profunda. También está la organización de la Tenerife Lan Party en las primeras ediciones.

¿Qué le parece la nueva Corporación, con más fuerzas políticas, Podemos...?

Es el resultado de la voluntad de los ciudadanos; por lo tanto, máximo respeto. Seguramente supone alguna novedad, pero en lo sustancial el Cabildo va a seguir siendo el mismo, porque tiene elementos estructurales, básicamente la plantilla de sus empleados, y va a seguir funcionando con eficacia.

¿Se ve volviendo a ir en una lista?

No lo sé... Desde hace diez años no milito políticamente en ninguna organización. Previamente, estuve dos décadas en el CDS. En estos últimos años, mi permanencia en las candidaturas del Cabildo de Tenerife han tenido mucho que ver con la confianza y el apoyo de Ricardo Melchior.