En el "holding" del Cabildo de Tenerife hay empresas con actividades dispares, más o menos rentables y hasta con distinta antigüedad de esta institución en su accionariado. Sí suelen coincidir, sin embargo, en que muchas de ellas son poco conocidas, por más que en algunos casos tengan detrás una actividad de interés. Es lo que ocurre con Cultivos y Tecnología Agraria de Tenerife (Cultesa), radicada en la zona de Guayonje, en Tacoronte, y especializada en la aplicación de técnicas de cultivo "in vitro" de tejidos vegetales.

Un laboratorio y dos invernaderos (uno para la aclimatación de vitroplantas y otro para la producción de semilla base de papas) son sus principales "centros de operaciones" y puntos de origen de sus dos grandes líneas de trabajo: el I+D+i y una producción que tiene como destino principal a los agricultores canarios, pero que también ha hecho clientes en Azores, Madeira y, desde hace diez años, hasta en el Líbano.

Según explica el consejero insular de Agricultura, Ganadería y Pesca, Jesús Morales, la principal línea de negocio e investigación de Cultesa está dirigida a los cultivadores locales de clones de platanera de la denominada "Pequeña enana", de donde resulta la venta anual de más de un millón de plantas. No en vano, los clientes foráneos lo son, en concreto, de platanera y, más específicamente, del clon Ricasa.

Fundada en 1986 y participada en un 51% por el Cabildo, Cultesa cuenta con una plantilla de 30 empleados entre tareas de administración, invernaderos, campo y un laboratorio donde llaman la atención los botes, tubos clasificados con etiquetas y un proceso de cierta minuciosidad. Ese laboratorio es el tercer paso -una vez que las plantas han sido seleccionadas y analizadas con test víricos-, y en él se realiza la esterilización del material, se elaboran los medios nutritivos y se pone en macha el proceso llamado de "establecimiento, multiplicación y enraizamiento".

Al final, y además del millón de plantas de platanera, de estas instalaciones resultan otras cifras destacadas, como son los 3.000 kilos de minitubérculos de papas antiguas, que permiten a los agricultores producir su propia semilla, y las entre 50.000 y 100.000 plantas de piña tropical, que se suman a otras especies con un volumen de producción menor, como las vitroplantas de aloe vera o los esquejes de pitaya que también inician su vida en este centro tacorontero.