Los embalses de la Isla terminarán 2015 aproximadamente a la mitad de su capacidad global, que asciende a algo más de cinco millones de metros cúbicos de agua. Así se desprende de los datos de la empresa Balsas de Tenerife (Balten), en los que se recoge que el pasado 1 de diciembre el volumen era concretamente de un 48%, justo el mismo porcentaje que el pasado año por estas fechas.

Por zonas, las 16 instalaciones del Norte figuran en ese balance al 59% de su nivel de llenado total, con alrededor de unos dos millones de metros cúbicos. De ellas, dos se encuentran completas (Buen Paso, en Icod de los Vinos, y Presas Ocampo, en La Laguna), mientras que la de La Florida, también en el municipio de Icod, aparece al 0%.

Otras con buenos resultados son las de El Palmar (Buenavista), al 70%; Los Partidos (El Tanque), al 87%; La Tabona (La Guancha), al 66%, o La Cruz Santa (Los Realejos), que llega hasta el 85%. No ocurre lo mismo en Ravelo (Buenavista), solo al 18%, ni en Llanos de Mesa (San Juan de la Rambla) y San Antonio (La Matanza), al 38%. También la de Aguamansa (La Orotava) está al 32%.

Como suele ser habitual, el parcial de la vertiente Sur es bastante menos positivo que el del caso norteño: un 24%, resultado del 35% de las aguas regeneradas del Sur (San Isidro, El Saltadero y San Lorenzo) y de las blancas (Trevejos y Lomo del Balo), que se quedan al 13% de media.

Con todo, de la suma de unas y otras zonas salen unos 2,3 millones de metros cúbicos, que ya permiten irse haciendo una idea de la evolución que los recursos hídricos podrían experimentar a lo largo del año. Y es que, pese a las contingencias que se pueden producir en el transcurso de los meses, el tanto por ciento cercano al 50% a inicios de diciembre ya es muy positivo si se tiene en cuenta que, en los ejercicios 2012 y 2013, los embalses insulares estaban, respectivamente, al 19% y al 18% de sus posibilidades.

Sí es cierto que aquellos años fueron especialmente secos, hasta el punto de que se llegaron a ensayar fórmulas complementarias para el llenado de las balsas, como el arranque de pozos en determinadas fechas o a la puesta en marcha de las denominadas "desaladoras portátiles".

Para acabar de completarse las previsiones para la temporada seca quedan las frecuentes -y esperadas entre los agricultores- lluvias de febrero y las que, a menudo, suelen beneficiar al campo tinerfeño durante la primavera. Con la suma de unos datos más otros surgirá un porcentaje que aproximadamente en los meses de mayo o junio dará una idea de cómo los profesionales del sector agrícola harán frente a los meses estivales, los más difíciles.

En el caso del pasado mes de junio, los embalses de Tenerife se situaron al 72% de su cifra global y afrontaron el último el verano en esas circunstancias, después de haber estado durante el inicio de diciembre al 48%.