La falta de oportunidades laborales derivadas de la crisis ha llevado a muchos jóvenes de más de 25 años a engrosar las listas del paro, pero por otra parte también ha motivado a los más decididos a apostar por la emprendeduría en busca de un futuro mejor. Así ha sido el caso de Sonia Ferrera Trujillo, que a sus 30 años optó por la segunda opción, transformando su amor por la cocina en un nuevo negocio, el restaurante Serendipity en La Laguna. Gracias al Plan de Acción por el Empleo del Cabildo de Tenerife, esta joven empresaria no solo ha recibido formación para dirigir su actividad por parte de Fifede, sino que ha podido optar a las subvenciones a la contratación, generando puestos de trabajo.

El Plan de Acción por el Empleo es una iniciativa pública que gestiona la Fundación Insular para la Formación, el Empleo y el Desarrollo Empresarial (Fifede) con el fin de contribuir a la creación de nuevos puestos laborales y, por tanto, a reforzar el tejido empresarial en la Isla. El vicepresidente económico de la Corporación insular, Efraín Medina, indica que "en la reciente convocatoria, el presupuesto de esta ayuda supera los 400.000 euros, los cuales se destinan a financiar parte de los costes salariales y cuota empresarial a la Seguridad Social de los contratados". De igual modo, otras de las premisas a tener en cuenta a la hora de que las empresas opten a dichas subvenciones es el fomento del acceso laboral a personas en riesgo de exclusión social, demandantes de un primer empleo, mujeres, jóvenes o mayores de 45 años.

Sonia Ferrera ha sido una de estas empresarias beneficiadas con las ayudas de Fifede a la contratación. A través del Plan de Acción por el Empleo ha recibido 4.000 euros para invertirlo en una contratación de carácter indefinido para su local. Ella comenzó su proyecto hace seis meses junto a un joven cocinero, quien era el encargado de atender los fogones de este curioso y pintoresco restaurante lagunero, pero un cambio laboral del chef la llevó posteriormente a verse en la necesidad de buscar a otro restaurador, por lo que el dinero otorgado por el Cabildo le ha servido para sustituir al empleado y poder continuar con su negocio.

La propietaria del local explica que "me enteré de las ayudas del Cabildo a través de la asesoría laboral, aunque ya conocía de antes la labor de Fifede porque había realizado varios cursos para emprendedores con ellos. Aunque al anterior cocinero lo había contratado previo a la convocatoria de estas subvenciones, justo cuando abrí el restaurante, al final opté por solicitar las ayudas porque las fechas entraban dentro de los plazos previstos. Tuve la suerte de que me la concedieran, pero a los pocos meses él se tuvo que marchar y no me ha quedado otra opción que buscar a otro empleado. Como la empresa subvencionada dispone de un tiempo para solventar este tipo de situaciones y no arriesgarse a perder la ayuda, pues es lo que he hecho: buscar a otra persona para que sea quien se encargue de la cocina. Sinceramente, considero que este dinero público para la contratación es un gran apoyo y, sobre todo, un importante desahogo para quienes abrimos nuestro primer negocio, ya que te permite seguir adelante con menos presión económica".

El restaurante Serendipity, radicado en la calle Bencomo, número 20, abrió sus puertas en junio tras una larga reforma interior en la que hasta los muebles fueron realizados por Sonia y su familia. "Desde que era pequeña, mi sueño era tener un restaurante, aunque nunca estudié hostelería. Pero gracias a mi padrastro, que es un famoso chef de Florencia y que incluso tiene dos estrellas Michelín, siempre he estado rodeada de la cocina, teniendo incluso la suerte de ir junto a él a otros locales de restauración y conocer a sus destacados cocineros", relata.

Pese a que la pasión culinaria atraía el gusto y olfato de esta joven tinerfeña, en cambio ella decidió estudiar en Italia Historia del Arte, comenzando a trabajar en este país en hoteles e incluso en cruceros. No obstante, cuando regresó a su Isla, y ante la falta de trabajo, decidió convertir su sueño en realidad, invirtiendo sus ahorros y contando con la ayuda familiar para poner en marcha Serendipity, un restaurante en el que se ofrece comida cosmopolita y de autor a través de la fusión de ingredientes y sabores de todo el mundo.

Sonia Ferrera afirma que en este tiempo su negocio no ha ido mal a pesar de la gran competencia gastronómica que existe en el municipio. "Por el momento no he tenido un mes con pérdidas, sino que he ido cubriendo gastos, que es lo más importante. Hay días mejores y peores, pero, al menos los fines de semana, si no tienes reserva aquí es imposible comer. Por ello, he contratado a otro camarero que me ayuda viernes y sábados, pues Arturo y yo no podemos atender las comandas. Ojalá que siga así, pues entonces me plantearía realizar nuevas contrataciones", concluye.