Hay un momento de la enumeración siguiente en que medio pierde la cuenta. Se llama Bonfilio Marrero (La Laguna, 1944) y ha formado parte de una decena de cofradías y otros colectivos religiosos de la ciudad. Según relata, estuvo en la fundación del Lignum Crucis y en la de la Cofradía del Rescate, participó en el reinicio de la del Cristo de Burgos, y también fue de los impulsores de la Hermandad de Caballeros del Padre Anchieta. No queda ahí la cosa. Está vinculado a la del Rosario, es esclavo del Cristo de La Laguna "de toda la vida" -18 años en la Junta de Gobierno y otros cinco más en una gestora que se conformó durante la década de los 90-, tiene la condición de cofrade protector de la Flagelación, forma parte de las hermandades del Santísimo de la Catedral y de La Concepción, y, por si fuera poco, a tamaño listado incorpora la Hermandad de San Juan.

Choca menos la historia si se toma en consideración que Marrero, que supera los 70 años, ha estado ininterrumpidamente relacionado con la Semana Santa desde que tenía cinco años, lo que lo ha convertido en uno de los cofrades más experimentados. En la actualidad, su "primera" hermandad es la del Cristo de Burgos. "Se empezó de cero y hay que agradecer al ayuntamiento que nos regalase las basas y la primera cruz que sacó el paso", destaca sobre el pasado. "Hoy en día seguimos trabajando un grupo de amigos, engrandeciendo el trono hasta el punto de que podemos decir que lo tenemos casi completo", añade al respecto.

Voz autorizada de esta tradición, otra cosa es que vea bien todo lo que sucede en torno a ella: "Hay cosas que se han mejorado y muchas que se han empeorado". Entre otras circunstancias, a Bonfilio no le convence la falta de colaboración de algunos párrocos con las cofradías o la bajada que ha experimentado, en su opinión, el acabado de los monumentos del Jueves Santo.

Sus consideraciones sobre la celebración que finalizó ayer su edición de 2016 también entran en el terreno de los recuerdos, entre los que cita una ceremonia que se desarrollaba en la parroquia de La Concepción y en la que se rasgaba un velo blanco o la visita que el Consistorio lagunero hacía bajo mazas a los monumentos.

Mención aparte merecen sus palabras sobre las decisiones en lo que a arte se refiere. "Tenemos que tener cuidado de no introducir más cosas sevillanas; debemos recordar que nuestra Semana Santa es castellana", sostiene. "Hay que mantener nuestro estilo a capa y espada", manifiesta un veterano cofrade que dice no ver "muy claro" el futuro de esta tradición, ya no solo por lo anterior, sino por la escasa presencia de jóvenes. "En muchos casos prefieren irse a la playa a introducirse en la Semana Santa", indica antes de poner de relieve la avanzada edad de buena parte de los hermanos.