¿Recuerda tres nombres de jugadores de fútbol? ¿Y tres científicos? Ese fue el primer reto de FIRST, la fundación que creó un científico multimillonario americano después de hacer esas preguntas a sus hijos, y no obtener una respuesta en el segundo caso. Hace once años, el catalán Ricard Huguet "importó" el torneo FLL a España, después de la cita europea que vivió en Holanda, similar al que tiene lugar en Tenerife desde el jueves y hasta hoy en el recinto ferial.

A sus 46 años, este farmacéutico y economista no oculta su preocupación por que hasta 2020 hace falta cubrir nueve millones de ocupaciones científicas y tecnológicas, y faltan cinco millones. Huguet asegura que participar en FLL abre puertas en el mercado laboral.

¿Cómo llega FLL a España?

Fue hace 11 años. Me invitaron a un torneo europeo en Holanda, igual al que se celebra estos días en Tenerife. Lo vi y pensé que era muy necesario porque es transformador de vidas, sociedad y de personas. Estaba trabajando; dejé mi empresa y monté esto sin ninguna expectativa ni seguridad.

Han transcurrido 10 años de FLL en España. ¿Cuál es el porcentaje de participantes que acaba estudiando carreras de ciencias?

Este dato no lo tenemos de forma fiable, por la confidencialidad de datos. Tenemos la estimación de un 60% que hace carreras científicas o tecnológicas, desde Biología, Medicina, Ingeniería... FLL tiene dos principales misiones: una es como empezó: generar vocaciones científicas y tecnológicas. Pero desde hace 4 años le hemos dado más peso a otro componente: las habilidades y competencias del siglo XXI.

¿Qué habilidades?

Dos informes de expertos indagan en los criterios de contratación. ¿Qué es lo primero que miran los empresarios? La séptima cosa es el conocimiento específico del puesto de trabajo. Antes se valoran las capacidades de trabajar en equipo, de resolver problemas, de comunicar, de innovar, de liderar y la capacidad creativa. Es lo que trabaja FLL. Por tanto, trabajamos para generar más oportunidades incluso a los que no van a hacer carreras científicas o tecnológicas.

¿Los valores de FLL ayudan en el mercado laboral?

Aquellos que han pasado por FIRST y ya están en el mercado laboral nos explican que acreditar en el currículum que han sido miembros de FLL les ha dado muchísimas más opciones que un candidato con las mismas notas y conocimientos. Es un activo que todo el mundo quiere para sus hijos.

¿Participar en FLL es apto para todos los públicos o es elitista?

Participar vale dinero porque montar el torneo vale dinero. Se podría hacer con menos dinero, pero perderíamos un buen reconocimiento social a quienes participan. No puedes dar la misma autoestima con menos dinero. Son 40 euros por un año y por cada chaval. Aún así, como algunos pueden tener dificultad, la fundación tiene un plan de becas para quienes carezcan de recursos.

¿Ingresos o recursos?

Recursos, no ingresos. Igual no tienes dinero, pero tienes recursos. Nosotros les facilitamos unos dosieres para que vayan a las empresas y pidan apoyo; es una parte del emprendimiento que también trabajamos. Si aportan tres cartas de empresas que digan que rechazan ayudarles, entran directamente a FIRST con beca.

¿Cuántas becas han dado?

Entre 30 y 40 becas al año. No ha habido ni un solo año que un equipo no haya podido viajar.

¿Por qué engancha FLL entre los jóvenes?

Los chicos están atrapados en el sistema educativo porque no está hecho a su medida, sino a la medida de la revolución industrial, cuando se tenía que educar a la gente para ir a trabajar a la fábrica. La única forma que tenía el Estado para organizar era con un currículum y lo organizaba por clases. Cada uno iba estudiando, memorizando, en plan enciclopedia. En esta época los chavales quieren desarrollar sus talentos: aprender a aprender. No quieren memorizar. Quieren trabajar codo con codo con los adultos. Ven cómo resolviendo los problemas aprenden en FLL y tienen la intuición que les van a servir, y no están equivocados porque es lo que valoran los empresarios. La capacidad innata coincide con lo que los empresarios están pidiendo. Además, les abre un horizonte de viajar, compartir contenidos.

No funciona así la enseñanza en el aula.

No ha cambiado nada entre una escuela siglo del pasado y una de este. Como mucho, una pizarra normal por una digital.

¿Qué cautiva a los mayores de la FLL?

Ver la ilusión de los chavales y la transformación de los centros educativos, profesores que aseguran que han recuperado a alumnos que daban por perdidos y que han vibrado de nuevo.

¿Un mal estudiante se recupera con FLL?

¡Tenemos tantos casos de esos! Motivarse para aprender idiomas, para matemáticas... Hay colegios que el incentivo por aprobar es participar en FLL, aunque no es mi modelo.

¿La sociedad valora los proyectos científicos expuestos en FLL?

Lo intentamos. Este año un patrocinador de FLL, Urbaser, dedicado al reciclaje, puso un reto que trasladamos a mil equipos. Tuvimos un participante de la empresa en cada torneo y hasta se dio un premio especial. Inventaron un sistema para que la recogida de cristal por la noche no moleste a los vecinos. Mientras la empresa hizo un gasto millonario en camiones eléctricos, que no resolvió el problema, los chicos plantearon un contenedor con una base que descendía según se llenaba y evitaba la caída -el ruido- del vidrio.

¿Algún proyecto que se haya hecho realidad?

Ante la falta de sangre, en un reto de biomedicina, se planteó bajar la edad de los donantes, de 18 a 16 años, en función del índice de masa corporal y con consentimiento paterno. Y se ha cambiado una ley en el Parlamento de Cataluña.