En el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife se da la paradoja de que la fiesta de la máscara primero tuvo director para un anhelado museo que se prometió al menos en cuatro oportunidades, pero la instalación nunca se hizo realidad. Parece que, ahora, a la quinta es la vencida, en el caso de las obras adjudicadas el pasado mes a la compañía Sacyr en la que iba a ser la casa de interpretación del barranco de Santos, a las faldas de las torres de cristal. Dichos trabajos tienen un plazo de ejecución de seis meses y comenzarán en días.

Según consta en un documento al que ha tenido acceso EL DÍA, el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, a través del Negociado de Actividades Recreativas y Turismo, comunicó a Enrique González Bethencourt, director y fundador de la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá, su designación como director del museo del Carnaval hace 31 años. Tanto tiempo ha pasado, que hasta el padre de las murgas de Canarias falleció el 13 de mayo de 2010 sin ver cumplido uno de sus sueños.

El 3 de diciembre de 1985, el jefe de sección, en nombre del secretario general del Ayuntamiento de Santa Cruz, le comunica este decreto del entonces alcalde, Manuel Hermoso Rojas, a González Bethencourt:

"A fin de cumplimentar acuerdo de la comisión de gobierno de este excelentísimo ayuntamiento de fecha 1 de octubre de 1985, relativo a la creación del Museo del Carnaval de esta ciudad, por el presente, considerando las circunstancias que concurren en la persona de don Enrique González Bethencourt, por su vinculación desde hace años a las fiestas, que avalan sus amplios conocimientos, vengo a designarle para que desempeñe, con carácter provisional, la dirección del Museo que se ubicará en el inmueble número 60 de la calle Ángel Guimerá, y al propio tiempo se le confiere encargo de organizar sendas exposiciones en el mes de enero, antes del inicio de la celebración de las fiestas de 1986, en las salas del Casino de Tenerife y Círculo de Amistad XII de Enero".

En estos 31 años, se han barajado cuatro propuestas y una quinta ve la luz ahora. En 1990, siendo concejala de Fiestas Maribel Oñate, se presentó un proyecto para el Museo del Carnaval que, con diseño técnico de los arquitectos Juan Manuel Palerm y Leopoldo Tabares de Nava, se ideó en la parcela del Campo Castro, frente al local de la Afilarmónica Triqui-Traques. Era un inmueble con cuatro plantas, oficinas administrativas, locales para venta de objetos publicitarios del Carnaval, talleres para artesanos y, en la cubierta, una terraza donde poder actuar los grupos. Ese proyecto quedó en un cajón.

Tres años después, cuando el plan Urban daba sus últimos coletazos, Santa Cruz consiguió que Europa financiara la rehabilitación de la Casa del Miedo, local de la Sociedad Mamel''s que a los ojos de Europa se vendió como la primera fase. La intervención supuso un desembolso de 75 millones de pesetas, y también se incluyó una segunda fase, en el inmueble municipal que ocupa la OMIC.

Las otras dos alternativas que quedaron como brindis al sol fueron la ejecución del museo del Carnaval en el primitivo recinto ferial, junto a la autopista del Norte, o, en 2007 y 2008, con el popular Ángel Llanos, la propuesta de compra de la fábrica de tabacos que estaba junto a la plaza de la Paz. De una forma u otra, las promesas nunca se hicieron realidad.

En la última década, el concejal de Servicios Públicos, Dámaso Arteaga, "rescató" para el Carnaval el local del barranco de Santos como "casa de interpretación", un proyecto que ya está en marcha, con un millón de presupuesto y que debería estar listo en enero.