Las fechas bailan, para algunos, cuando se trata de precisar cuándo se instalaron los primeros quioscos de Las Teresitas, en Santa Cruz de Tenerife. Pero esas dudas se disipan cuando se trata de determinar cuándo se verán obligados a poner punto final a algo más de cuatro décadas de actividad.

Si se cumple la amenaza de la Gerencia de Urbanismo de la capital, los chiringuitos de Las Teresitas se verán obligados a cerrar a lo largo de esta semana -por las buenas o por las malas-, al carecer de la documentación urbanística que exige la ley para ejercer su actividad. No tienen licencia, ni comunicación previa para actividad clasificada, ni concesión.

En resumen, y según aclaró la semana pasada el edil de Urbanismo de la capital, Carlos Garcinuño, "no cumplen con la legalidad".

Pero, ¿no la cumplen ahora, o no la han cumplido nunca? Esa parecer ser la gran cuestión. Si se escucha a los afectados, los quiosqueros, muchos de los establecimientos cuentan con documentos que acreditan, en cierto modo, que su estancia en el lugar no era del todo ilegal. Llegaron a pagar radicación, pagan agua, basura, tienen sus empleados dados de alta en la Seguridad Social... En definitiva, una situación un tanto atípica que se ha ido salvando con los años. Cada vez que el edil de turno, bien por iniciativa propia, bien por alguna determinación legal trataba de meter mano a los establecimientos de la playa, los propietarios alegaban sus derechos y acababa el ataque.

El último había sido el exconcejal de Urbanismo, el socialista José Ángel Martín, durante el mandato pasado. Su intento de poner orden topó con la documentación que presentaron los quiosqueros, y el asunto se frenó.

Pero la sentencia de los chiringuitos seguía caminando por otra vía más implacable: la judicial. Una denuncia presentada en 2011 por el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil en la Fiscalía, por vertidos de aguas residuales, se ha convertido, al final, en el talón de Aquiles de los chiringuitos de la playa.

Aunque el tránsito por el juzgado ha sido algo lento, lo cierto es que los últimos pasos dados por el juez, requiriendo al consistorio sobre su responsabilidad en el mantenimiento de los chiringuitos, han acelerado la actuación municipal. Sin conocerse el fallo judicial, pero con la normativa local en la mano, los quioscos están ya sentenciados.

Por no contar, los quiosqueros ni siquiera tienen ahora el apoyo de los grupos de la oposición. Y tampoco les van a servir las mejoras introducidas para corregir las deficiencias sanitarias detectadas en varias inspecciones. Es decir, que la imagen que hoy ofrecen los establecimientos de la playa capitalina tiene fecha de caducidad.

En adelante, y si el ayuntamiento cumple el compromiso anunciado, se volverán a instalar otros. Serán más pequeños y con menos servicios. Seguirá siendo Las Teresitas, sí, pero sin sus quioscos de siempre.