Detrás de cada paso se descubren historias humanas de devoción, como la de Paco Cortés. En Carnaval, el presidente de la murga infantil; en Semana Santa, el capataz de La Macarena, palio que procesiona hoy, desde las 22:00 horas, detrás del paso de Nuestro Padre Jesús Cautivo, desde la parroquia de La Concepción, en Santa Cruz.

El tercero de cuatro hermanos es hijo de sevillanos, aunque de cuna chicharrera. Llegó a Tenerife cuando su padre, José Cortés Moreno, decidió establecerse en la Isla y montar una empresa de muebles. Junto a un grupo de andaluces, entre los que se encontraba también el capitán de infantería José Rubio Gallardo, su progenitor fundó la cofradía de María Santísima de la Esperanza Macarena, en el año 1959. Como dato curioso, cuenta Paco Cortés que trajeron la madera de Sevilla con la que luego talló la imagen de la Virgen en Tenerife el granadino Antonio Giménez Martínez.

En los casi sesenta años de La Macarena en la Isla, primero estuvo en la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, en la avenida Tres de Mayo, donde procesionó con un Cristo crucificado que se venera en esa iglesia. Luego se trasladó a San Alfonso María de Ligorio, que también salía el Jueves Santo con otro crucificado de la parroquia, hasta que se trasladó a La Concepción, donde tiene su sede desde hace casi 30 años.

El primer capataz de La Macarena fue el andaluz José Rubio Gallardo y a su fallecimiento le tomó el relevo José Cortés, el padre de Paco. Durante siete años salió como costalero con su padre marcando el paso, hasta que un día se vio en la encrucijada de tomar el testigo de su padre -que se trasladó a su Andalucía- o dejar de sacar a La Macarena. De eso han transcurrido ya casi 30 años.

Como dato curioso, Paco Cortés, un chicharrero de fervor andaluz, nunca ha podido vivir la madrugá sevillana, porque La Macarena "de allá" sale el mismo día y a la misma hora, "y no hay combinación posible en el transporte que le permita llegar".

Los costaleros de La Macarena chicharrera prestan su colaboración al Cristo Cautivo ante Caifás, en la procesión del Encuentro que se celebra en La Cuesta los Martes Santo, y otrora al Cristo de la Sentencia, de La Laguna, que salía en Domingo de Ramos, y que no mantienen en activo.

Hay que tener los "nervios serenos", comenta Cortés. Ese es uno de los requisitos fundamentales para ser capataz, igual que conocer a la gente, quién no puede responder, animar, ensayar... "Tienes que evitar que nadie se rompa", precisa. Para ello, tiene que conocer a sus 28 costaleros, a los que se suman otros seis o siete de refresco. El momento más intenso, cuando, como esta noche, sacan, y luego entra, el palio de cuclillas bajo la torre de La Concepción. Se rompe entonces la noche. "¡Al cielo con ella!".