El centro municipal de acogida de Santa Cruz coordinado con el Ayuntamiento y el resto de las entidades vinculadas a la atención de personas sin hogar realizan -desde hace dos años- una reflexión sobre cómo mejorar el plan de atención de este colectivo. La comisión técnica es la encargada de evaluar y desarrollar el borrador del programa de atención, el cual se espera esté finalizado este mes de marzo. Así lo ha revelado a eldia.es el coordinador del Área de Inclusión Social de Cáritas Diocesana de Tenerife, José Antonio Díaz. Mientras tanto, más de 2.000 personas en Canarias siguen sin un lugar donde vivir.

Determinar el número de personas que se encuentran en situación de sin hogar no es tarea fácil, se trata de aproximar una realidad que varía de forma constante, pues el acceso a los recursos no determina el número total de individuos sin hogar. Según los últimos datos emitidos por Cáritas Diocesana, el perfil de las personas sin hogar engloba un 80% de hombres y un 20% de mujeres. Díaz apunta que en el último año se ha incrementado el número de mujeres y que, además, están despuntando los perfiles jóvenes de 18 a 23 años, pues “en los últimos tres meses se han tratado el mismo número de casos que en todo el año anterior”. A su vez, el coordinador destaca el aumento significativo en mayores de entre 60 y 74 años.

Para Díaz, en estos momentos “nos encontramos frente a una doble dirección”, en la que las personas que estaban viviendo de sus pensiones en pisos de alquiler ahora están acudiendo a centros de acogida y comedores sociales al no poder pagar los elevados precios, y de igual forma, “personas recuperadas y preparadas para tener una vida normalizada, y salir de la situación de sin hogar, siguen encontrando barreras para acceder a un mercado que no se lo permite”.

Cuando se habla de sinhogarismo no solo se incluye al colectivo de personas que duermen en la calle, o las que utilizan los recursos alojativos, también entran en el parámetro las personas que habitan viviendas sin agua, luz o los recursos necesarios de los que precisa un hogar. Son trece las categorías que dividen el fenómeno del sinhogarismo, pero todas tienen su raíz en la desigualdad económica, la exclusión social, la falta de acceso a los derechos y la invisibilidad de las personas que lo sufren.

Es importante “evitar que las personas toquen la calle”, pues, “tendrán un mayor riesgo de sufrir exclusión severa pudiéndose prolongar en el tiempo y siendo más complicada su reinserción en la sociedad”, señala el coordinador.

Visibilidad del problema

Para Eloy Cuadra, portavoz de la Plataforma por la Dignidad el problema radica en “la saturación de los centros y la falta de vivienda”. Esta problemática es una de las más importantes y la más olvidada por las instituciones y la sociedad. “Las personas sin hogar se han convertido en mobiliario urbano”, indica el activista. En la zona metropolitana de Tenerife este colectivo es bastante numeroso –vienen de otros municipios, de otras islas y del extranjero- en busca de ayudas que no encuentra en otros municipios. Por ello, Cuadra reclama “más recursos distribuidos a lo largo de la Isla para poder atender la gran demanda”.

Por su parte, José Antonio Díaz apunta que la situación de una persona sin hogar es temporal y, por tanto, “cualquier medio o atención será un parche para facilitar la inclusión de la persona a un espacio que considere su hogar”. Para el coordinador el problema no está en la escasez de recursos, sino el papel que se está legando a los mismos, “cada vez menos temporales”, que alargan la situación de exclusión de la persona.

Ambos entrevistados están de acuerdo en que una de las soluciones sea habilitar pisos tutelados con atención personalizada. Cuadra habla de alrededor de 15.000 viviendas vacías en Tenerife-muchas de ellas en posesión del Gobierno de Canarias-. Asimismo, Díaz reivindica que se ejerzan los derechos y que las políticas sociales de vivienda y empleo sean remodeladas para facilitar la inserción laboral y reinserción social sin recaída.

Eloy Cuadra recuerda que la Ley de Enjuiciamiento Civil, de Autonomía del Paciente y de Ordenación Sanitaria de Canarias poseen artículos que “permiten sacar de la calle a personas sin hogar contra su voluntad”, siempre y cuando peligre su vida o la seguridad de la ciudadanía. “Mueren porque no existe atención adecuada”, por lo que, “cumplir estas leyes evitaría más muertes”, asegura.

Asimismo declara que “la clase política está haciendo muy poco por las personas sin hogar”, se mueven a golpe de titular; “pero sin impacto mediático que mueva a la sociedad a reclamar los derechos de estas personas”, que, como indica el portavoz, también son los nuestros.

Ayudas visibles

A su vez, Lorena Pérez, coordinadora de Invisibles - colectivo que lleva 4 años ayudando a las personas sin hogar en el área metropolitana y zona norte de Tenerife- pide una mayor sensibilización por parte de la ciudadanía. “Hay que romper con los estereotipos y no expandir la aporofobia”, (rechazo a los pobres). Es importante no asociar el sinhogarismo a las drogadicciones, pues este es un problema más entre múltiples causas y perfiles de depresión, falta de cobertura social, desarraigo y ausencia de apoyo familiar que llevan al individuo a esta situación.

Actualmente son 28 los voluntarios ‘invisibles’ que colaboran mediante el reparto de alimentos, apoyo emocional y otras actividades complementarias a más de 35 personas; 10 de ellas en la zona metropolitana, 10 en Playa Jardín en el Puerto de la Cruz y otros 15 en la propia ciudad. Manifiestan que este último municipio posee una alta movilidad pues, “un día encontramos a 6 personas y al otro 20”, la gran mayoría jóvenes. Para los coordinadores de Invisibles esta situación es insostenible, por lo que reivindican un protocolo de actuación en el que los municipios de la zona norte aúnen fuerzas con el fin de solucionar este problema.

Choque de modelos

Que un perfil normalizado tenga que convivir con personas con problemas de salud, problemática de adicciones o ambas hace que la convivencia en el albergue municipal de Santa Cruz sea complicada.

La Plataforma por la Dignidad ha denunciado en numerosas ocasiones al albergue municipal por muertes sin clarificar, delincuencia, drogas, violencia, privilegios y marginación. Según el portavoz “hay instaurado un régimen disciplinario carcelario que va contra la Constitución en alguno de sus artículos”.

Eldia.es ha entrevistado a varias personas que actualmente duermen en la calle, y han declarado que no quieren ir al albergue por este régimen tan severo, se sienten inseguros y con miedo. Una de ellas prefiere evitar el ambiente del albergue comarcal, motivo por el que lleva más de 70 días refugiándose en la Biblioteca Municipal Central de Santa Cruz de Tenerife (TEA), más de 35 días sin dormir en condiciones ­-“echo cabezaditas entre renglón y renglón”, dice- “mientras espero una plaza en los centros alojativos de Cáritas”.

Otro de los entrevistados, de 58 años, asegura que el personal del albergue no trata con respeto a las personas que allí se alojan y reivindica un cambio en la gestión del mismo.

Tal y como indica Cuadra, la persona sin hogar “lo último que tiene es su dignidad y no acudirá a un lugar en la que se quebrante”. Prefieren quedarse en la calle, porque “en su miseria no manda nadie”.