Desde pequeña comenzó a calar hasta los 16 años, para retomarlo en 2013, cuando se convirtió oficialmente en artesana. Carmen Díaz desvela su secreto del éxito: ella es una artesana que se dedica al calado tradicional, lleva su diseño a un joyero que le prepara la estructura y dentro ella realiza el trabajo. "Intento innovar sin que se pierda la artesanía tradicional, con una apuesta que satisface tanto al público joven como a los mayores. Atrae a todos".

Oferta modelos para todos los gustos. Natural de Icod de los Vinos, hizo suyo el consejo que escuchó en unos cursos organizados por el Cabildo de Tenerife de Alberto Ochoa, cuando planteó: "La colaboración diferencia". Desde la artesanía se planteó un producto único y diferenciado, esa es la clave de su éxito. Esta es la tercera feria del García Sanabria en la que participa. El año pasado logró el segundo premio a la Mejor Obra Contemporánea. Su técnica de calado está ensolerada en el arte que heredó de su madre y de su abuela. "Nos reuníamos en el patio de mi abuela, todas con bastidores y jugando con los hilos", explica.

Se trata de una técnica muy exigente, en la calidad de los hilos y los detalles: "No se pueden ver los empates de los hijos por ninguna parte".

Entre los diseños con los que ha sorprendido, destaca la confección de un paisaje con la técnica del calado: optando por la técnica de hebra o de galleta. "Con el calado hago muchísimas cosas: como un tajaste, incorporado en una estructura circular y en su interior aparece la flor, o también un Teide". "Hago de todo con el calado, menos mantel porque me aburre", explica.

Carmen no solo está presente en las ferias de artesanía, sino también tiene venta "online", y cada producto que elabora es una obra de arte. "Deja bien claro que no soy joyera, y soy artesana tradicional", precisa, aunque el resultado final sean auténticas joyas.

En su puesto en el García Sanabria, donde recibe también muchos encargos, se puede disfrutar de un trabajo minucioso y exquisito, fruto de un trabajo realizado con paciencia y gusto. Llama la atención la posibilidad de llevar en un colgante un Teide, que aunque hecho en hilos, tiene la perfección de una fotografía.