Miles de peregrinos se han "empadronado" durante dos días en la Villa Mariana de Candelaria para rendir tributo a la Patrona General de Canarias. Quizás por la lluvia, o la alerta, decretada la noche del lunes, la llegada de los "visitantes" se hizo esperar hasta la mañana de ayer, para llegar a su momento culmen por la tarde, coincidiendo con la Ceremonia de los Guanches.

Poco antes de las ocho de la noche, el actor madrileño afincado en Canarias José Luis de Madariaga, por segundo año consecutivo, prestó su voz para revivir la Ceremonia, con voz rajada y ronca. Este año el Ayuntamiento de Candelaria distribuyó unos catálogos para ayudar a entender la historia de la cita. Lástima que el equipo de gobierno no llevara la megafonía también hasta el paseo del pueblo, un improvisado palco desde donde se disfruta de una exquisita visión de la plaza y cuanto acontece. Minutos antes de comenzar la representación, llegó por el ayuntamiento viejo el presidente del Cabildo, Carlos Alonso, en compañía del vicepresidente insular y vecino de la Villa, Efraín Medina, que no paraba de saludar a izquierda y derecha. Delante, el rebaño de cabras para la ceremonia.

Ya en la plaza, la presencia del alcalde de Teror, José Luis Báez, evitó que la regidora municipal, la socialista Mary Brito, presidiera codo con codo el acto con el mandatario insular; ambos han protagonizado un cruce de declaraciones sobre la celebración de una fiesta de pinchadiscos en la misma plaza que ayer acogió a decena de miles de peregrinos. Otro fervor.

Entre las autoridades, Sebastián Ledesma, consejero insular del PP que presumía de moreno, o la directora general de Seguridad, Nazaret Díaz, quien en las últimas elecciones encabezó la lista de CC a la Alcaldía de la Villa. Esta vez sí, a diferencia de cuando se leyó el pregón, acudió el grupo municipal nacionalista, precisamente el mismo año que desde el Cabildo se propone que la Patrona sea presidenta de honor de la Corporación insular. El que faltó esta vez fue el pregonero, el periodista Salvador García Llanos. Ajeno al protocolo que siempre mima Paco Pinto, el alcalde de El Sauzal, Mariano Pérez, que competía en altura entre los guanches de Pepe Abad, que celebran precisamente esta edición sus bodas de plata. Mientras se sucedía la representación, no faltaban las ofertas del momento: oferta de rifas, hartangas... y las tejitas a un euro. Las mismas que se venden por El Cristo o por San Roque o la Virgen de la Esperanza y que parecen que le cambian la pegatina para sacar mayor rentabilidad.

Entre la nutrida representación de los guanches, caras conocidas del pueblo, como Porfirio, trabajador del ayuntamiento, o Nina, que regentara el conocido restaurante de El Charquito.

Y al concluir la presentación, los tres vivas de rigor a la Virgen de Candelaria, un "grito de guerra" que nadie lanza al viento con el recordado Jesús Mendoza, siempre presente en el recuerdo.

A partir de ahí, cuenta atrás para celebrar la procesión hasta el Pozo de la Virgen, tiempo de espera que parece entrar en competencia con lo que tardan los operarios municipales en recoger la plaza de la Basílica, con la retirada de los cardones y la arena. Cuando la procesión enfilaba la calle de La Arena, las autoridades aprovechaban para hacerse sus fotos de rigor, como Sebastián Ledesma, con caracola incluida y una guanche, o la conversación que mantuvieron Carlos Alonso y la alcaldesa, tal vez para darse explicaciones sobre lo que aconteció en la fiesta de los pinchadiscos.

Ya en la entrada de la calle de La Arena se batió el récord de móviles por metro cuadrado, y es que había más teléfonos que manos... Todos querían inmortalizar su presencia con la Virgen. Unos iban para el Pozo, un trayecto de menos de quinientos metros desde la plaza de la Basílica que en las noches del 14 de agosto, como las de ayer, se tarda casi una hora y media en sortear en procesión. Allí exhibición pirotécnica, pero antes, en el atrio del ayuntamiento, la Coral de la Villa Mariana entonó el himno a la Patrona, nada que ver con la malagueña que entonaba casi a la vez el grupo folclórico Los Majuelos, que cantaron: "A nuestra Patrona debes implorar, porque los que mandan solo saben hablar", en el programa especial que emitió anoche Televisión Española para Canarias, presentado por Sergio de la Rosa.

Los fuegos en el risco de Santa Ana provocaron un pequeño conato de incendio al prender unos rastrojos.

A la espera del regreso de la procesión, tiempo para conocer el testimonio de anónimos peregrinos y, sin embargo, habituales en los últimos 15 años, como el grupo de Cándido, Gerardo y Silvia, una quincena de incondicionales de la Patrona que salieron a las siete de la mañana del lunes desde alle San Lorenzo y llegaron con la tarde avanzada, cuando la procesión salía. Hicieron noche, del lunes al martes en un merendero entre Güímar y Fasnia.

Cuando ya volvía la procesión desde el Pozo de la Virgen, había culminado la recogida del terreno que se habilitó en la plaza. Junto a quienes desbordaron la calle de La Arena, poco a poco fueron tomando las calles aledañas de la plaza de la Basílica las parrandas, que calentaban sus voces en la noche que en la Villa se reconoce como velada de Rosaura, pescadora inolvidable que todos los días 14 y 15 hacía sonar su bucio cuando se alongaba junto a su casa, cercana al ayuntamiento viejo.

Ahí, junto a la Basílica, se esperaba que Chago Melián, desde el balcón, entonara su "Ave María", que dio paso a las palabras del prior, el dominico Daniel López, y malagueña de Fernando Santana, quien desde por la mañana, en su trabajo en un supermercado de la Villa, esperaba con ilusión propia de la noche de Reyes aunar en su voz la plegaria de cuantos peregrinos agradecían anoche el reencuentro con la Madre de los canarios.