Recuerdos, para algunos, y nostalgia, tristeza y lágrimas, para otros. Podría ser este el resumen de la jornada de ayer, en la que miles de personas acudieron a los distintos camposantos de la capital tinerfeña para enramar los nichos de sus seres fallecidos.

Aunque sin las aglomeraciones del pasado, tanto por las mejoras en la organización como por el cambio de los hábitos de los ciudadanos, el cementerio de Santa Lastenia volvió a ser el epicentro de toda la actividad.

Desde bien temprano, el desfile de personas fue constante, y se hizo más intenso a media mañana, cuando el olor a crisantemos, orquídeas, rosas y otras flores -solidagos, esterlicias, iris o lluvias- invadió los múltiples pasillos del mayor camposanto de la ciudad.

"Custodiados" por voluntarios de Protección Civil, quienes así lo quisieron pudieron moverse en guagua por dentro del cementerio. Otros, sin embargo, prefirieron buscar la soledad para rezar a sus familiares. Eso sí, bajo la mirada indiscreta del reguero de gente que subía y bajaba sin parar.

También hubo quien no pudo evitar lágrimas y lamentos al recordar la reciente pérdida de un ser querido. Una expresión de dolor que, a pesar del lugar y la situación, sorprendió a muchos de los presentes.

Y en contraste con el bullicio del concurrido cementerio de Santa Lastenia, el silencio y la paz de los antiguos camposantos de San Andrés y San Rafael y San Roque. El primero de ellos lucía ayer una imagen bastante distinta a la habitual.

Aunque sin efectuarse aún la reparación de las cruces de madera deterioradas, el cementerio ubicado a la entrada de la playa de Las Teresitas presentaba gran parte de sus tumbas llenas de flores. Todo un guiño a los esfuerzos que, últimamente, han hecho los vecinos para devolverle parte de su antigua imagen.

El segundo, mientras, sigue a la espera de que el proyecto de rehabilitación elaborado y presentado este verano por el arquitecto Juan Antonio Pinto se haga realidad. Ayer, el camposanto BIC volvió a recibir a ciento de personas, entre familiares y curiosos.

Como ya sucediera el año pasado, no hubo esta vez actos reivindicativos en defensa de la esperada reforma, aunque el deterioro que presenta el histórico camposanto es cada vez mayor.