SI CHARLES DARWIN levantara la cabeza, igual el naturalista se replanteaba su teoría de la evolución de las especies. El británico se hubiera quedado de piedra al comprobar que sus argumentos científicos sobre la descendencia humana a partir de un antepasado común, que a su vez se desarrolló por un ciclo de selección natural, estaban sujetos a las tonterías que escuchamos a diario.

Si no me creen, ahí va el primer ejemplo. Pepe ("defensus sesudus"), el central alopécico del Real Madrid, asegura que tiene la fórmula mágica para frenar al niño Torres ("Gulus colchón"). El iluso, perdón, el luso, dice que la clave para anularlo consiste en "no darle ni un solo metro, ni dejarle que te encare porque es bastante potente". ¡Qué fiera el tío! También puede atarlo de pies y manos o diseñar su secuestro. Igual de brillante que él estuvo el maestro Ortega Cano ("Tauromaquius matadus"), quien, al parecer, ahora quiere ser actor. De momento, no hay noticias de Quentin Tarantino ("Directus confusus) y nuestro Pedro Almodóvar ("Directus lagrimus") aún no se ha dado por enterado.

Otro que sería digno de estudio es el ex teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero ("Tricornius golpetum") que, no sólo dedica su tiempo libre a mantener en perfecto estado de revista su huertita de la Costa del Sol, sino que de vez en cuanto fractura su anonimato para darle leña al Estatut catalán y lo que, según él, significa la ruptura del país. Tras unas jornadas con sobredosis de 23-F, no nos queda nada dentro dos años, sería bastante pedagógico que un alma caritativa le explicara a las generaciones más tiernas de este país un suceso democrático que se precipitó el otro día (1981).

¿Y qué les cuento de Cyril ("Voletus concursae") y de su apresurada y confusa eliminación del "reality show" de Antena 3 TV "La vuelta al mundo en directo"? Qué mal lo tuvo que pasar Óscar Martínez ("Periodistus pasmadus"), ex compañero de Ana Rosa Quintana ("Escritorus sum negrus"), cuando explicó a la audiencia que el tierno Jaquet decidió abandonar la carrera por los 100.000 y un par de automóviles al filtrarse un dramático episodio de juventud. Eso sí, Martínez dejó claro que el educado y competitivo concursante no tenía antecedentes penales. Pues bien, en la página 77 del ABC del 10 de febrero leí con estupor que, cuando el joven tenía 15 años, el angelical Cyril le descerrojó tres tiros a su madre y ocho más a su padre. ¡De psicólogos! Lo dicho, si por una remota casualidad, el profesor Darwin pudiera ver en qué nos hemos convertido, seguro que modificaba sus postulados al ver tanto simplón junto.

*Redactor de EL DÍA