Acaban de cumplirse 25 años del inicio de la travesía de 52 días por el océano Atlántico, uniendo Santa Cruz de Tenerife con La Guaira (Venezuela), del "Atlantis", un barco construido con los materiales de hace 2.500 años y que planteaba, una vez más, la posibilidad de que América pudiese haber sido visitada desde otros continentes mucho antes de que lo hiciera Cristóbal Colón.

Los expedicionarios del "Atlantis" fueron cinco argentinos: Alfredo Barragán, abogado; Jorge Manuel lriberri, también abogado; Oscar Horacio Giaccaglia, comerciante; Félix Arrieta, cámara de AIG, y Daniel Sánchez Magariños, ingeniero agrónomo. Iniciaron la travesía el 22 de mayo pensando que era posible navegar 3.000 millas marinas (5.500 kilómetros), en una primitiva balsa hecha con 9 troncos de madera y una vela.

La barcaza cruzó el Atlántico empujada solamente por corrientes marinas y vientos alisios. No tenía timón. Los tripulantes cargaron a bordo dos garrafas de gas, alimentos deshidratados, 1.200 litros de agua mineral y medicamentos, de los que usaron solo cuatro aspirinas. "La oceanografía nos volvió a demostrar que cualquier cosa que flote y caiga al agua en Canarias es arrastrada hacia las Antillas, a la entrada del Caribe. Esta deriva tarda entre cuatro o cinco meses. Con una vela, este tiempo se acorta", resumió entonces, al terminar la travesía, Alfredo Barragán, el capitán.

Atravesaron momentos críticos, como las dos tormentas que amenazaron de muerte a la tripulación, la primera a los 15 días de la partida de Santa Cruz. Duró dos jornadas, con olas de más de 8 metros y vientos de 70 kilómetros por hora. La otra, casi al final. Varias ligaduras se soltaron, los troncos crujieron como nunca, la vela fue anulada, y todos se ataron a la nave.

Según expone el documento gráfico que se grabó durante la travesía, ese viaje tenía cuatro objetivos: uno esencialmente deportivo; otro científico, porque podría demostrar la factibilidad de que los individuos de raza negra representados hace más de 3.500 años en las "cabezas colosales" -estatuas de basalto con rasgos africanos hechas por la tribu olmeca en el golfo de México- hayan provenido de África, y uno cultural, ya que podrían realizar un audiovisual con diapositivas y un libro sobre la expedición.