Eran las 11:45 horas del pasado viernes. Los jugadores del equipo de baloncesto Socas Canarias finalizaban en el pabellón Juan Ríos Tejera lagunero la sesión de tiro. Alejandro Martínez, entrenador, los reunió en el centro de la cancha y les advirtió: "Pónganse bonitos, que vamos a recibir una visita muy especial".

Los profesionales se miraban sorprendidos: "¡Quién será!", se preguntaban.

De inmediato la mirada del colectivo se dirigió a uno de los fondos y, de repente, una fila de niños, luciendo pantalones con los colores del club, con las caras pintadas de "miedo" y provistos de escobas, invadieron la pista. Celebraban la fiesta de Halloween.

Los chiquillos se dirigieron al grupo, produciéndose un simpático encuentro, con algún que otro lloriqueo al ver a tantos "gigantes" juntos. El reparto de caramelos trajo la alegría a los alumnos de la guardería Arlequín, quienes, eufóricos, se apoderaron de los balones, pero, como es lógico, apenas pudieron levantarlos, salvo uno, quien ya imita a su padre.

Porque entre tanto "vampiro arlequín" estaba Unai, el hijo del pívot Jesús Chagoyen, así como Carmen, la hija de Richy Guillén. Ambos jugadores fueron los grandes sorprendidos por la inesperada visita.