NO SE ME COMPLIQUE LA VIDA cristiana, cristiano. Háganse con producto fetén en el mercado y después recurran a métodos de elaboración de plena actualidad. Su familia se lo agradecerá en esta Nochebuena y Navidad. Por ejemplo. Coja unos manojitos de verde: vale rúcula, lechuga,... También unos brotes de mostaza para aportar estilillo, junto con unos taquitos de queso de rulo de cabra. Unas pipas de calabaza y aliñe generosamente con la indignación que rezuma entre los ciudadanos los recortes presupuestarios en Educación y Sanidad.

Después del entrante, valdrían unos mejillones o unas cigalitas hechas al vapor de la mala baba instalada entre el PSOE y el PP. Un desmenuzadito de cebollino podría matizar los posibles amargores de la cocción.

Por qué no ir preparando un par de botellas de champán rosé en la cubitera de la Cumbre del Cambio Climático, que nos ha dejado más helados que pasear en ropa interior por Copenhague.

Iría, para no perder la finura de la secuencia, a una brota, a unas catalufas o un medregal; o bien un guiso o bien un ceviche tras macerar el fruto del mar en el espeso acidulado del "caso Aminatu Haidar". Por su puesto, endulce con unas amorosas cebollitas de Guayonge.

Para el plato de carne o ave, se podría hacer un buen fondo de huesos y carcasas de pularda, agregando su juliana de verduritas al dente y especias varias, chorro de buen vino tinto, todo en la olla a presión de algunas de las leyes propuestas por el Gobierno de Zapatero. Para terminar, podríamos combinar un postre de manzanas doradas al horno de la crisis económica y helado de cerezas preparada en la pacojet del paro. Con el turrón, el duro, para el café o para arrojarlo al informativo. Feliz actualidad, perdón, Navidad.