CUANDO ERA CHICA me gustaban, en especial, las películas de piratas. Tal vez fuese por el mar, por las islas desiertas tan llenas de escondidos tesoros, por la ausencia de uniformes, por esa anarquía romántica que exhibían con descaro, porque, en definitiva, lo que los corsarios robaban a los soberbios galeones españoles o británicos previamente había sido hurtado en otros remotos continentes. Bueno, la realidad, al menos la que yo recuerdo, es que tampoco había mucho género entre el que elegir: estaban las de Tarzán, las del Oeste, las de piratas y poquito más (no me olvido de Robin Hood). En ese entonces tampoco había más cadenas que no fueran la Primera y La 2, y el cine, para todos los públicos (sin rombos), se ofrecía en el mediodía de los sábados. Yo nací en el 67 del siglo XX y pertenezco por tanto -así nos han catalogado- a la llamada Generación X, una "camada" inconformista, algo protestona, en muchos casos existencialista, a camino de muchas cosas y de nada... También nos llegaron a calificar de perdida, y puede ser que sea cierto, porque el caso es que yo aún ando buscándome, intermitentemente, entre los días y las noches. A los descendientes de esta generación, la mía, los han venido a denominar -ahora mismito me he enterado- Generación XD, en este caso caracterizada por ser la primera con mentalidad digital. No me pregunten lo que significa esto ni quién es el encargado de matricularnos así (aunque también pudiera ser que nos clasifiquen por tallas). Al parecer, se trata de adolescentes con una clara conciencia social, optimistas y que utilizan las nuevas tecnologías para "generar un impacto positivo en sus vidas y en su comunidad". ¿Cómo se les queda el cuerpo? Lo interesante es que parte de esta nueva generación (XD), que ha crecido y se ha expresado vía internet, y parte de la nuestra (X) se está movilizando contra las medidas antipiratería que pretende aprobar el Gobierno y en defensa del libre intercambio a través de la red. Prometen dar "caña" durante los meses que dure la presidencia española en la UE. Están hartos de que los tilden de piratas, o sea, de ladrones. Porque la cultura no se roba, se ofrece...