Desde hace unos días, de las paredes de algunas dependencias de esta Casa de (despacho del director, sala de espera de visitas y pasillo que comunica ambos) cuelgan una serie de siete cuadros, obra del pintor afincado en el Puerto de la Cruz y autor de la sección dominical del Retrato, José Carlos Gracia. Son obras que reflejan escenas de la vida cotidiana de los antiguos pobladores del Archipiélago y que complementan a la perfección el mensaje que transmiten al visitante de esta Casa las fotografías que, desde hace bastantes años, se encuentran en las mismas paredes, ya que su temática gira en torno a cómo vivían, trabajaban, festejaban y hasta protestaban los tinerfeños de la primera mitad de siglo XX.

Pero si las fotos tienen un valor documental, el de los cuadros es simbólico por cuanto son expresión de la línea editorial de este periódico, comprometido en la defensa de un pueblo que fue exterminado en el pasado, aunque no del todo pues persisten sus descendientes. Y también en la reivindicación de una forma de vida sencilla que fue aniquilada y que tan bien puede percibirse en esas siete bucólicas escenas.