SUPONGO que la vida no sería si no estuviera llena de pérdidas, de fracasos, que es la materia de la que están hechas las alegrías y los triunfos. Las pérdidas, con sus lutos y sus adioses. Tan subestimadas, tan mal vistas, tan lloradas. Algunas que son para bien, no obstante. Y otras que, inevitables, no nos dejan ni un solo motivo que celebrar. Las pérdidas son así, dejan un vacío. Hieren. Pero son el material con el que contrastar la felicidad. Los encuentros, el futuro. Aunque, a veces, sólo a veces, sean tan costosas como una travesía en el desierto.

A menudo pensamos que las despedidas están tejidas de pasado, de aquello que fue y no volverá. Como si el pasado pudiera ser todavía, como si viviéramos algo que realmente no existe. Los finales, aunque parezca paradójico, están fabricados de futuro. Que no lloramos por lo que vivimos, sino por lo que pensamos que íbamos a vivir. Por nuestros sueños y nuestras ilusiones. Por aquello que, en realidad, todavía no tenía nombre. Y en función de ello decimos adiós a amores y amigos, a familiares y proyectos. Porque ya no lo serán. Porque quizá habíamos construido algo con ellos. Que sólo existía en nuestra mente. Que sólo para nosotros tenía algún sentido.

Nos cuesta despedirnos como si nos aferráramos al pasado. Cuando en realidad es el futuro el que no queremos afrontar, al que nos agarramos para no perdernos. Hace poco me hablabas de eso. De que es como estar al borde de una piscina de agua helada, como cuando éramos niños. Y nos daba pánico. Pero, a veces, a menudo, no queda otro remedio saltar, decir adiós, iniciar rápido el luto que restañe las heridas.

Como en una canción de Pastora, me dices que tienes un día majadero, de esos en los que te cae mal todo el mundo, en el que lloras porque quieres, el desorden te acompaña. Y el descuido te amenaza. De esos que por más que saltes tocas el suelo pronto.

Supongo que se trata de tu miedo a saltar. Al agua helada. A decir adiós. No al pasado que ya no es. Sino al futuro que no tiene nombre y que se esconde en tu cabeza.