EN ESTE tramo final de la legislatura no se puede decir que Santa Cruz sea una capital limpia. Se han descuidado los jardines, las pintadas ocupan todos los muros de la ciudad, sin que particulares y autoridad municipal hagan nada por evitarlo. ¿Desde cuándo no se detiene a uno de estos gamberros del spray? Hoy, Santa Cruz da auténtica vergüenza y no tiene nada que ver con la bellísima urbe que fue antaño.

El consistorio ha bajado la guardia. Lo mismo que en el Plan General se produjo cierta prepotencia y poca falta de información a los ciudadanos, tanto por el equipo redactor como por los munícipes chicharreros, ahora tampoco se reconoce que la capital tinerfeña es una ciudad poco agradable para vivir: malos olores, alcantarillas tupidas, jardines pisoteados, excrementos de perros en lugares de paseo. Esto no sólo es culpa de la autoridad, sino de los ciudadanos, que han relajado sus costumbres. Esta urbe tiene todos los condicionantes para ser bellísima y, sin embargo, nos la hemos cargado. En estos días pasados de la Semana Santa, ideales para dar un baldeado a las calles, se ha pasado de ellas por completo. Y hoy lucen un aspecto deplorable. Echen un vistazo, si no.

Los barrios han sido igualmente descuidados, aunque no tanto como el centro. Es en el centro de Santa Cruz donde se ha producido el mayor deterioro. No hay un solo edificio del barrio de los hoteles que no haya sido tocado por la mano del abominable exterminador del spray. En la zona alta, Enrique Wolfson, Horacio Nelson, Camino Oliver y calles adyacentes, tampoco existe un muro sin pintarrajear, con leyendas horribles y motivos obscenos. ¿Recuerdan aquel Santa Cruz para vivir, de la época de Manuel Hermoso? Pues no queda absolutamente nada de él.

Además, parece como si la empresa de la limpieza, tan elogiada siempre, hubiera también bajado la guardia. ¿Es que no ha cobrado, o qué? Porque Santa Cruz parece otra mucho peor. Ayer hablábamos, además, de la espléndida visión del "Queen Elizabeth", surto en el puerto, enturbiada por el tedio ciudadano. Santa Cruz se ha quedado sin pulso, está gravemente enferma y hay que resucitarla cuanto antes porque no hay derecho a que se mantenga así. Moribunda y sin rumbo, agotados los actuales munícipes en las vísperas de su marcha. Es una pena que se tengan que ir por la puerta falsa.

Todo el mundo debe recapacitar sobre el estado de nuestra capital. No solo desde aquí, que lo hacemos constantemente, animados por el deseo de que reverdezca.