SI SE CONFIRMAN los datos de la encuesta que ayer, domingo, publicó "El Mundo", el PP obtendría 196 escaños el 20N y el PSOE solo 117. Con este resultado, inferior aún al pobrísimo de Almunia, ya histórico, el PSOE prácticamente se tendría que refundar.

Rubalcaba tiene un par de bazas en la mochila, que puede que le salgan, puede que no: la rendición de ETA, más que improbable porque la banda de asesinos lo que quiere es generosidad de Gobierno y fiscales y vacilarles; y un acercamiento a los indignados, cuyo movimiento cobra fuerza. Solo la izquierda podría agitarlos y por esos los guiños actuales.

Pero con ases en la manga o sin ellos, Rubalcaba está políticamente muerto. Es tal, tan brutal, la crisis que vive el país que los ciudadanos, indignados o no, de lo que tienen ganas es de acabar con esto. A ver si en las manifestaciones de los cabreados se ve alguna pancarta contra unos sindicatos sin apenas afiliados, que viven de la subvención oficial, de los millones de nuestros impuestos. Es de esperar que Rajoy baje estas aportaciones abusivas de dinero público a unos sindicatos que lo único que han hecho es venderse al PSOE, sin colaborar a aligerar las listas de paro, justamente como se debe hacer: ayudando a las empresas para que creen empleo. Porque el trabajo lo crean los empresarios. Y el Gobierno no ha hecho sino destruir empresas.

Todas las encuestas arrojan parecidos resultados, pero es curioso que a medida que se acercan los comicios la ventaja del PP aumenta, no disminuye como los sociólogos habían pronosticado. Es decir, que el tiempo que le pidió Rubalcaba a Zapatero para poder intrigar se le está acabando y ya nadie lo cree; por eso su capacidad de maniobra se ha ido al traste.

Estos sondeos certifican que el PSOE se encuentra hundido. El ejemplo más palmario de lo que decimos está en el ministro portavoz Blanco, hundido desde que se han valorado su patrimonio y su sueldo y se ha hallado un desfase importante entre ambos. Esto, unido a las acusaciones de soborno del empresario Dorribo, y al conocimiento del lugar de entrega del supuesto sobre con 400.000 euros, una gasolinera, da al tema, además de un tufo a corrupción que apesta, una dimensión ciertamente cutre.

En fin, que se destruye el PSOE, con o sin indignados, y que Rajoy se pasa el día recomendando a los suyos que no se confíen, que sigan trabajando y que la ola tiene que llegar a las urnas; de lo contrario no sirve para nada. En resumen, que puede ser una goleada de escándalo.