LO MISMO que los periodistas tienen el derecho a preguntar, los políticos tienen perfecto derecho a no contestar. Es el famoso "no comment" de toda la vida, que en España suena mal a los plumillas porque los políticos no se han hecho respetar y los plumillas se creen el culo del mundo.

Ahora han criticado a Rajoy por no haber querido contestar preguntas en su primera comparecencia pública para dar a conocer el Gobierno. No procedía. ¿Qué, va a dar explicaciones el presidente de por qué ha nombrado a Fulanito o a Menganita? Vamos, hombre, váyanse por ahí, no sean machangos ni crean que todo gira en torno a los que informan y no a los informadores. Los periodistas que asuman su papel y los políticos el suyo.

El periodismo es una profesión devaluada. No hay más que echar un vistazo a la entrada de analfabetos que participan en las ruedas de prensa y en algunas tertulias. No disponen de formación humanística, su ombliguismo es descomunal, su corporativismo chabacano y le dan tantas patadas a la gramática y a la sintaxis que asustan. Yo, de Rajoy, no volvería a contestar una pregunta estúpida en cuatro años. Y, desde luego, a pesar de las críticas que pueda recibir, el "no comment" anglosajón lo pondría a la orden del día.

Deberían hacer estos plumillas un curso de "El ala Oeste de la Casa Blanca" para saber cómo actúan políticos y periodistas en los Estados Unidos. Primero, se levantan cuando entra el presidente a la sala de prensa. Aquí, ni eso. No hay respeto. Segundo, los políticos contestan lo que quieren, una vez que los periodistas han preguntado lo que les da la gana. Y cuando no hay respuesta, no hay respuesta. Y cuando el presidente quiere comparecer sin preguntas, pues lo hace. Si los medios no desean asistir a esa comparecencia, están en su derecho. Pero criticar la falta de respuestas es una estupidez. Y menos sobre un Gobierno recién nombrado.

Este es un Ejecutivo magnífico; sobre el papel, el mejor desde la UCD. El acierto de Rajoy ha sido grande. Los currículos de estos señores y señoras son impresionantes y tienen ante sí cuatro años para enderezar el rumbo de España y para cambiar el panorama de pobreza que asola a Canarias. Esperemos que lo hagan bien y que sean consecuentes con estas islas, tan dejadas de la mano de Dios.

La guinda tonta la ha puesto el inútil de Paulino Rivero, que se ha apresurado a criticar al Ejecutivo sin siquiera dejar que empiece a actuar. Se ve que el hombre está quemado con lo de Soria, un auténtico superministro. Esperemos que lo primero que haga sea cargarse el concurso supuestamente fraudulento de las emisoras de FM, perpetrado por los lerdos de la mesa de evaluación, con la supuesta culpa in vigilando de don Paulino el Breve.