La fuente es buena. El comandante de un avión ruso que iba a despegar del aeropuerto de Tenerife-Sur fue denunciado a la Guardia Civil por su segundo de a bordo, tras sospechar éste que se hallaba bajo los efectos del alcohol.

No sabemos si el avión llegó a rodar por la pista o estaba estacionado, pero lo cierto es que, cuando los agentes entraron en la cabina, el piloto se había mandado a mudar, campo a través, y todavía no lo han encontrado.

La noticia la hemos confirmado, repito, a través de una buena fuente. El segundo oficial no salía de su asombro ante la actitud de su compañero. El avión no llegó a despegar y tampoco sabemos si se han producido denuncias formales al respecto, por parte de la compañía fletadora del avión, aunque todo apunta a que sí.

Estos hechos ocurrieron hace unas cuantas semanas. Aena no ha informado a la prensa de esta circunstancia, quizá para no provocar revuelo entre los turistas rusos que llegan a la Isla y que, por cierto, se dejan en ella sus buenos dineros. Los rusos son compradores compulsivos, sobre todo de productos de alta gama.

En los aeródromos de todo el mundo suelen producirse anécdotas de diverso tipo, relativas a la "condición humana", pero mi fuente indica que es la primera vez que esto ocurre en el aeropuerto "Reina Sofía".

Es curioso que no se haya encontrado aún al comandante, que se habrá marchado a su país en otra línea charter. La Guardia Civil lo buscó pero no dio con él en toda la instalación. Por consiguiente, no se le pudo realizar la prueba de alcoholemia para determinar la gravedad de su nivel etílico. Es decir, si estaba o no cargado como un piojo, por utilizar una expresión de nuestro argot popular.

Lo cuento para que vean la catadura profesional de algunos pilotos de ciertas compañías -no españolas-. Decimos que "no españolas" porque todo el mundo sabe de la profesionalidad y de la preparación de los aviadores de este país. De otros no se puede decir lo mismo, aunque en todas partes cuecen habas.

Si en los próximos días podemos ampliar esta información no duden de que lo haremos. Quédense, de momento, con la historia del piloto presuntamente cargado, que huye como un conejo al ser denunciado por el segundo oficial. Hay algunos que no tienen perdón de Dios.