Las avenidas Marítima y Francisco La Roche de la capital tinerfeña vivieron en la tarde de ayer una nueva explosión de ritmo y color, con la celebración del tradicional Coso del Carnaval. Miles de turistas se convirtieron en los principales testigos de un desfile largo -duró casi cuatro horas- y con un recorrido con más curvas que nunca, pues en esta edición de la fiesta se vio afectado por las obras de la Vía Litoral, que se ejecutan en esta parte de la ciudad. Eso sí, al contrario que el año pasado, en el que el Coso estuvo marcado por la lluvia intermitente a lo largo de todo el recorrido, Santa Cruz recibió ayer a todos aquellos que quisieron disfrutar de una tarde de Carnaval con un espléndido sol, que algunos aprovecharon para dar alguna cabezadita en el lugar más insospechado. Había que recuperar sueño tras la larga noche de fiesta anterior. Solo a última hora, y con el sol ya puesto, fue necesario usar el abrigo para refugiarse de la suave brisa que llegaba del mar. Pero por entonces ya daba igual. Los fuegos artificiales dieron por concluido un desfile que volvió a dejar muestras de que es la mayor pasarela pública para los grupos de la fiesta de la máscara. Otra cosa es que el formato se pueda mejorar. Pero para eso habrá que esperar a la próxima edición.