AVER qué hizo el mago en esos altos para que el gasoil se le escapara de su sitio y se metiera en el canal de Aguamansa. El mago, ya se sabe, es capaz de las mayores tropelías. Esta vez ha sido el gasoil, a ver qué se le ocurre mañana.

Estos sucesos no son muy frecuentes, pero el Consejo Insular de Aguas -el de cada isla que lo tenga constituido- debería incrementar las inspecciones sobre las instalaciones de canales y galerías. Nuestro sistema de extracción y conducción de agua es tremendamente eficaz, pero muy antiguo. Muchas galerías no se han modernizado y los canales, de construcción antediluviana, dejan mucho que desear.

Y, además, el mago es muy amigo de romperlos para mamarse el agua, que eso los consejos sí lo saben.

El accidente ha dejado sin agua potable a miles de personas, que se hincharon de comprar botellas para el consumo en plena crisis económica. No es bueno que estas cosas ocurran y se hace preciso intensificar la vigilancia sobre las instalaciones de suministro de agua dirigida al consumo humano. Jugamos, en muchas ocasiones, con fuego.

Ya digo que el sistema de aguas en Canarias es muy antiguo, muy eficaz, muy poco regulado (a lo mejor de ahí su éxito) y necesita de ciertos controles, más de los que actualmente se realizan.

El jueves pasado vivimos una situación de emergencia insular, que pasó un poco desapercibida para la opinión pública, por la hora en que se denunció y en que se tomaron las primeras medidas. Más tarde nos dimos cuenta de su verdadera dimensión.

Hay que prever las emergencias, hay que evitar los accidentes, hay que tener mucho cuidado con el agua de consumo humano.

Y en muchas ocasiones nos tomamos estas cosas demasiado alegremente. Y no protegemos lo suficiente nuestras galerías. Y se detectan roturas en los canales, peligrosas para la salud, ya que se pueden introducir animales en ellos, por pequeños que sean, que se ahogan y que contaminan gravemente.

El incidente del jueves por la tarde debería enseñarnos a extremar las precauciones y a ser más exigentes con las medidas de seguridad en galerías y canales de agua. No se le puede dejar todo a aficionados, que lo vienen haciendo mal desde hace años. Es preciso introducir cordura y técnicas modernas en la gestión del agua, sin que las antiguas sean malas, pero sí mejorables. Y revisables.