Lo peor que le puede ocurrir a un archipiélago como el nuestro es la desigualdad entre sus gentes y entre sus entes. Y es precisamente el mal de Canarias, la desunión que propicia esa desigualdad. Mientras los países más listos prosperan, aquí impera el divide y vencerás, que es una máxima terrible.

¿Quién tiene la culpa? Bueno, yo creo que la culpa la tenemos todos, pero desde luego de una forma más acentuada quienes nos gobiernan y tienen la obligación de ser equitativos.

Un ejemplo lo tenemos en los prolegómenos de la Red Transeuropea de Transportes. Hay mucho interés en que el puerto de La Luz (el de Las Palmas) aparezca en esa Red en la que no ha podido entrar, al menos por el momento, ni siquiera el muelle de una isla tan mimada por Portugal como es Madeira.

Estamos de acuerdo con que las cosas en el recinto portuario tinerfeño se han hecho rematadamente mal. Décadas sin mover un dedo, sin dar facilidades a los inversores; décadas de desidia absoluta. Pero los políticos se olvidan de que Canarias tiene dos capitales, no una. Y sería un agravio imperdonable que el puerto de Las Palmas fuera el agraciado en esta lotería y que el de Santa Cruz, que es igual de capital que Las Palmas, se quede sin premio.

No sé lo que piensa Paulino Rivero, muy entregado a un Gobierno en el que predomina el canarión. O, al menos, se hace notar mucho. Pero el presidente del Gobierno ya debería haber intervenido con contundencia ante Bruselas y ante el Gobierno de España.

Porque dar al puerto de La Luz la categoría solicitada y negársela al recinto tinerfeño no sería justo. Al margen de que Rivero debería proponer cuanto antes a Madrid la destitución de Rodríguez Zaragoza, que lo ha hecho rematadamente mal en la presidencia de la Autoridad Portuaria tinerfeña.

Nosotros seguimos insistiendo en que Canarias está mal gobernada, muy mal gobernada. Un Gobierno que no crea ilusión es un mal Gobierno. Hace falta más talla intelectual y más imaginación para regir los destinos de una Canarias solidaria y unida, de la que hablábamos en nuestro editorial del pasado domingo.

No una Canarias en la que cuatro aprovechados quieren quitar a Tenerife lo que le corresponde. Porque si hubiera que hablar de generosidad, la hemos derrochado en el conjunto de Canarias y nos merecemos correspondencia. Este Gobierno, si sus miembros fueran inteligentes, conseguiría más poder ante Madrid y ante Bruselas. Pero, lamentablemente, no lo ha logrado y esto lo está pagando Tenerife.