QUE DICE Soria que si Paulino Rivero tarda siete días más en pedir el rescate, Canarias habría entrado en suspensión de pagos.

Esta sentencia, que tiene bastante de apocalíptica, es desmentida por el Gobierno de Rivero, en el sentido de que el Ejecutivo regional tenía dos posibilidades: una era la del rescate puro y duro y la otra acudir a la banca. Pero, oiga, tal y como está la banca, la más segura parecía ser la del rescate, que según los que saben de economía no es tal, sino una reclamación de la deuda histórica que el Estado mantiene con Canarias.

Sea como sea, esta autonomía no está tan bien de recursos como pregonaban sus rectores cuando se manejaban las deudas multimillonarias de algunas de las otras.

Una vez recibido el dinero sería menester que no se lo gastaran en huevonadas, sino que pagaran las deudas a proveedores y, de una manera principal, a las oficinas de farmacia, a las que tienen al borde del colapso. Algunas están literalmente arruinadas, otras han colocado carteles lamentando no poder servir algunos medicamentos. Los dos mayoristas principales, Cofarte y Cofares, soportan deudas millonarias. La tinerfeña Cofarte resiste bien y busca soluciones; la nacional Cofares se rumorea que podría abandonar Canarias, dada la situación de esta comunidad, aunque se trata solamente de un rumor sin confirmar.

El rescate de Canarias era de libro y el Gobierno regional tardó demasiado en solicitarlo. No se puede estirar tanto el chicle. Algunos departamentos del Gobierno no tienen dinero ni para encargar el más mínimo extra. Han recibido consignas de que cero gastos.

Se ha restringido todo, incluidos los vehículos de los altos cargos después de las dos de la tarde -con alguna excepción-, para no tener que abonar dinero extra a los conductores. Me parece muy bien. Y me parecería mejor si quitaran todos los coches oficiales de los altos cargos. El que quiera llegar que se compre una motito. Una bicicleta no, porque aquí las calles son empinadas y los infartos cuestan más caros que la gasolina. No vaya a ser peor el remedio que la enfermedad.

No se produjo la suspensión de pagos, porque el Ejecutivo tuvo finalmente ciertos reflejos. Pero la situación de angustia duró demasiado tiempo. Me preocupa ahora el destino del dinero; me preocupa que se lo gasten mal y que continúe la zozobra de los proveedores.