Al cronista le da mucha alegría recibir el recado de que han visto pasear, juntos, en La Laguna, a Víctor Álamo y a Juan Carlos lemán. Para completar lo que Jerónimo Saavedra denominó "La Santísima Trinidad" sólo faltaba Emilio Fresco. Ojalá que se vuelvan a juntar y que vuelvan a ser amigos porque son tres excelentes personas que no merecen el castigo de la distancia. l fin y al cabo, los desencuentros no debieron tener tanto peso y contenido como para destruir una amistad que duraba años y que era de verdad.

Sentado en un bar lagunero se me acerca una señora vestida con ropas gastadas, pero muy elegante. No pidió nada, pero sus ojos desprendían una infinita tristeza. No dijo nada, pero noté que quería contarme algo. "Lo hace usted con gran dignidad, señora", le digo. "¿Dignidad?", me responde, "¿usted llama a esto dignidad?". Y derrama una lágrima que ella quiere evitar, así que le pregunté si no le importaba que le ayudara. Saqué un billete de la cartera y se lo di. Un amigo que me acompañaba hizo lo propio. Dijo "gracias" y desapareció, calle de Herradores a través, caminando con porte de gran señora.

Este es un ejemplo de cómo está la cosa en Canarias. "Nadie tiene trabajo en mi familia; ni mis nietos", me había comentado al poco de llegar, "y yo he tenido que salir a la calle a pedir. Me da mucha vergüenza". Esta señora jamás se había visto en una situación similar, jamás pensó que iba a vivir de la caridad de los demás. Me quedé un buen rato pensando en ella y en su perturbación. Luego volví a ocuparme de la mía.

hora tocan las rebajas. El lunes no se podía entrar, de la gente, en El Corte Inglés, que vuelve por sus fueros. ver si las rebajas compensan la disminución de compras en la campaña en toda la isla.

Cristóbal Montoro, adalid de la honestidad, se ha revelado como un buen coloca cuñados. Concretamente, en la Sociedad Estatal de Loterías y puestas del Estado. José Miguel Martínez, cuñado del ministro, y el propio ministro, son los autores de la genialidad de que los agraciados con más de 2.500 euros en los juegos y loterías paguen el 20% al fisco. Ya pagaban al comprar cada billete, también al hacer cada apuesta y al recoger los rendimientos del capital. hora Montoro y su cuñado se han inventado otro impuesto del 20%, que se detrae de los premios conseguidos. O sea, la lotería a tomar por culo. En Navidad, que no había entrado en vigor esta gilipollada, ya bajó la recaudación un 15%. Y el sorteo del Niño fue un fracaso. Montoro es un genio. Y su cuñado también.